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do ésta una cuestión histórica, ha de ser resuelta por el método histórico, es decir, por el método analítico con el criterio testimonial. En los mo– mentos en que apareció el mundo, no había testi– gos del· fenómeno, luego es un problema históri– camente insoluble, y por consiguiente, científica– mente insoluble. Pero si no se puede saber dicho origen de una manera cierta, se pueden hacer hipótesis que io expliquen y que sean útiles para la ciencia. Son dos las hipótesis que se han inventado para ex– plicarlo. Según la más antigua, todos los seres existen– tes actualmente, fueron creados, saliendo de la nada en el mismo estado de desarrollo en que se encuentran hoy, con sus especies fijas, separadas e independientes las unas de las otras; los siglos que han tenido de duración no las han modificado de una manera notable y a lo más han hecho des– aparecer algunas de ellas. Esta hipótesis es poco admitida en la actuali– dad, porque no explica la formación de los seres existentes ni sus relaciones de una manera cien– tífica. Sabemos que en el Universo las transfor– maciones se operan lentamente, como lo demues– tra el estudio del cielo en la formación y el des– arrollo de los astros, así como también la forma– ción de las diversas capas que constituyen la corteza terrestre. La segunda hipótesis es la llamada teoría de la evolución universal o aplicada especialmente al hombre, la doctrina de la descendencia. Esta hi– pótesis es mucho más admisible desde el punto de vista científico, es decir, que teniendo en con– sideración los hechos observados hasta hoy, re– lativos a esta materia, explica mejor el enead<•– namiento de los seres que pueblan el munclo, y puede armonizar perfectamente con la fü•v<•la– <·1011. l\10

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