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sus familiares, discípulos y pobres de la ciudad. Cuando– alguna vez le pidieron objetos de valor que le habían sido– regalados y tardaban en devolvérselos, o no se los devol– vían, nunca acostumbró a reclamarlos. Cuando resolvió ingresar en la Cartuja, repartió todos sus bienes muebles e inmuebles y cuando volvió, al encontrarse sin nada, no se le ocurrió recuperar lo que había repartido. Hemos vi;;;to la pobreza en su habitación, en su vestido y en su comida. Mas : era el amigo de los pobres y a los que no podían venir a su consulta de una a tres menos cuarto de la tarde, los iba él mismo a visitar en sus ranchos. 18.-Hemos podido también notar su afecto extrema– do por la angélica virtud de la castidad, que nos hace án– geles en la tierra. Para salvaguardar esta virtud, tan fá– cil de perder, la coronó con los zarzales de la modestia, para que nada llegara a su. alma que la pudiera mancillar. En su trato con los enfermos se reducía a los contactos más indispensables y a las miradas más necesarias para cum– plir con su deber de médico. En más de una ocasión mez– claba a sus curas consideraciones piadosas, como en el caso de un sacerdote a quien tuvo que aplicar el termocauterio, y mientras lo hacía, le iba diciendo: "Esto, Padre, para que medite en las penas del infierno .... " 19.-En la humildad, sobrepasaba los límites de lo in– creíble. Nos ha contado una persona de las que le cono– cieron, que cierto día su hermana Isolina se le quejó de que los pobres le ensuciaban todos los pisos, porque no se cui– daban de limpiarse el calzado al entrar en la casa. Al día siguiente por la mañana, aparecieron limpios los pisos, ba– rridos y fregados. Por las mañanas, cuando se levantaba, callandito, tomaba la bayeta y humildemente se ponía a fre– gar, costumbre que no quiso dejar hasta la muerte. Aquel día Isolina, cuando supo la muerte de su hermano, al que– rer salir de casa pisaría con cuidado, como si lo hiciera so– bre flores, porque aquella mañana, JOSE GREGORIO ha– bía estado allí, arrodillado, en mangas de camisa, humilde– Y laborioso. - 171 -

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