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de Jesús en aquellas manos que todos los días están en contacto con el cuerpo de Cristo. Sentía también una es– pecial reverencia hacia las Religiosas que entregan su vida en aras de la caridad, para ser las madres de los niños sin madre, de los enfermos sin familia, las consoladoras de to– dos los dolores del mundo. Cuando recién graduado, pasó por Curazao, en una visita que hizo al hospital de la ciu– dad, se quedó admirado del heroísmo paciente de aquellas Hermanas Franciscanas. Y desde Curazao escribía a Do– minici: "Las monjas hacen todo con una heroicidad que sólo da el Catolicismo". Unas líneas más adelante, en la misma carta, muestra su admiración ante el rasgo heroico de caridad de una de las Hermanas enfermeras. Nos dice que pudo apreciar en el rostro de esta Hermana tanta santidad al hacer la cura de una úlcera repugnante, "que tuve deseos de venerarla como si estuviese ya canonizada". 13.-Pero la virtud que más le caracterizaba ante las personas que lo conocieron era la caridad. Esta virtud, en cuanto teológica, se refiere directamente a Dios, e indirectamente a la criatura. Es una verdadera amistad con Dios y un amor a nuestros hermanos con re– lación a El. En términos teológicos, el objeto formal de esta amistad es la misma bondad divina por sí misma. Y el objeto material sobre el que se ejerce esta virtud se di– vide en objeto primario, que es el mismo Dios, y el secun– dario, que son todas las criaturas racionales en relación a Dios. La caridad en su sentido más amplio, abarca tanto como la santidad. 14.-Su caridad con Dios: El amor se manifiesta cumpliendo la voluntad del ama– do, <' identificándose con ella. Más, el amor llega hasta el <'llmplimiento de los caprichos de la persona amada, sin ne– {'<'Hidad de que sean impuestos como mandato. En la vida
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