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-Pero de esta manera nos tenemos que abu– rrir ... El Dr. HERNANDEZ se le quedó mirando admirado, y poniendo calor en sus palabras de convencido, le dijo:. -"Pero usted sabe lo que es ... ¿ el cielo ... ?" Todavía se recuerda esta frase viva en la imaginación de los que la escucharon, y a uno de los cuales se la hemos oído repetir. Con esta idea de la gloria que dará Dios a los que ama, escribe a su hermano César: " ... mi enfermedad es más bien una cosa cró– nica, prolongada, y si no fuera porque trastorna todos mis proyectos, yo más bien estaría conten– to, porque siempre he deseado la muerte que nos libra de tantos males y peligros, y nos pone se– guros en el cielo. Pero suponte que yo me cure del todo dentro de cuatro o cinco años, ya para entonces estaré demasiado viejo, y tendré que que– darme para siempre en el mundo, y esto es lo que me contraría. (i) "Tengo resuelto mi viaje para el entrante agos– to. . . Todos me dicen qiÍe la navegación me aca– bará de mejorar. Hubiera deseado mucho ir al Congreso Eucarístico de Lourdes, pero el Doctor se opuso ; ni tampoco quiso que fuera a Roma a despedirme de los del Colegio, y principalmente del Padre Dubuc ... ". (j) La Guerra Europea, que estalló en aquellos días, ace– leró su salida de Francia, hacia su Patria, para ser nueva– mente modelo vivo y palpitante de santidad. 22.-Este es el Hombre de Dios, el inquieto e infatiga– ble buscador de su felicidad en la santidad, el hombre que (i) Parí,;, mayo 27, 1914. (j) Parí,;, julio 28, 1!J14.
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