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partes se encuentran recuerdos de los Santos, Y en todas las iglesias hay conservados cuerpos de muchos de ellos". 19.-Pero a los pocos días de escrita esta carta, una :afección pulmonar que se manifestó en forma de pleuresía .seca, derribó de nuevo por tierra todos sus ideales. Pero era Dios el que lo quería así. En sus cartas de aquel tiem– po se respira una dulce resignación a la Voluntad de Dios, sin una frase de rebelión, ni siquiera de tristeza, por el nuevo fracaso. Al principio, cuando él mismo sintió los primeros síntomas de la pleuresía, no hizo caso, pero cuan– do vió que se iba agudizando la enfermedad y los dolores, y sobre todo que no desaparecía la fiebre, no tuvo más re– medio que consultar con el Doctor que asistía en el Colegio. Este le aconsejó que por el momento dejara los estudios, y :se fuera a Génova a tomar los aires del mar. Esta ciudad, por su forma de anfiteatro abierto al mar, como hecho para juegos marineros o para recoger los aro– mas salinos y yodosos, era a propósito para que aquella afección desapareciese. Pero cuando se <lió cuenta de que la fiebre no desaparecía, el mismo Dr. HERNANDEZ se cercioró de que era algo grave. Entonces se fué a Milán a consultar con el célebre tisiólogo Dr. Pisani. Este lo exa– minó detenidamente, y encontró que se había apoderado de uno de sus pulmones el Bacilo de Koch. Alarmado, le man– dó que se recluyera en un sanatorio, pues ésta sería la única manera, con reposo, de recuperar la salud perdida. Pero el Dr. HERNANDEZ no se aquietó con este dic– tamen del médico milanés, y se fué a París a consultar con •el Dr. Gilbert. Este lo sometió a un tratamiento, prome– tiéndole que en el término de tres meses estaría en dispo– .sición de volver a reanudar sus estudios. "No estoy en la cama -escribe a César- y sai– go todos los días a misa, y a hacer un poco de ejer– cicio para tomar el aire. Pero tengo fiebre en la tarde, y mucha tos, y con expectoración; los que me ven, dicen que no tengo mal semblante".