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para él resultaban las despedidas, y por eso, lo mismo que en la primera despedida, camino de la Cartuja, huía de las emociones tristes y espectaculares. Desde el Colegio pide perdón a su cuñada Dolores, esposa de César: "Sentí mucho no irle a dar un abrazo antes de la despedida, pero usted sabe que yo soy cobarde para las despedidas, y que me falta siempre el valor de hacerlo ... ". De la misma manera se despidió de Isolina. La acom– pañó hasta Pauillac, desde París, y cuando nadie se percató, desapareció, tomando el primer vehículo de alquiler que en– contró, y diciendo adiós con la mano. Práctico y sincero, sabía que el cariño está más adentro; no en el abrazo y en la lágrima, sino en el corazón; sabía que nada es necesario de todo lo convencional, cuando se sabe que el amor existe, grande y confiado. 17.-En octubre de aquel año, ingresó como alumno en el Colegio Pío Latino-Americano de Roma. En marzo de aquel año había recibido una carta de su antiguo Maestro de Novicios, al que había manifestado esta nueva aventura que intentaba emprender, a fin de que el reingreso en la .Cartuja se le hiciera más viable. En ella le decía: "Su proyecto de estudios en Roma, me halaga mucho, y si le son útiles algunas instrucciones, nuestro Reverendo Padre General, que ha vivido largos años en la Ciudad Santa, se las dará con gusto cuando usted pase por Farneta". En efecto, por allí pasó camino de Roma, y recibió áni– mos de sus antiguos Superiores, que le ofrecían el reingre– so si volvía con las Ordenes Sagradas. 18.-En el Colegio se encont:i:ó con un paisano suyo, .andino, el P. Dubuc, sacerdote secular de la Diócesis de Mérida, futuro Obispo de Barquisimeto, que era el único venezolano que existía en aquel centro superior de estudios •eclesiásticos. -110-

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