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el Superior me perdonarán la infracción de la Regla. Luego me mostró el cementerio y por fin, me condujo de nuevo a la portería .... " (n). 22.-No es único en la Historia de la Iglesia el caso de santos a quienes Dios pidió nada más que el testimonio de su voluntad para una empresa heroica y no se la dejó realizar. San Francisco en tierras de Egipto, queriendo predicar la fe al mismo Soldán; San Antonio de Padua que se embarca con ansias de martirio hacia Marruecos, y Dios encamina su nave, cuando vuelve, derrotado y enfer– mo, hacia las tierras de Italia. El Beato Angel de Acri, que intenta por tres veces ser capuchino y dos de ellas se frustran, hasta que al tercer intento, Dios se deja ven– cer por la fuerza de voluntad casi caprichosa a lo divino, del jovencito, que llega en la Orden, a la perfección. San Camilo de Lelis, fué por dos veces novicio capuchino y las dos veces tuvo que salir por enfermedad. Era que Dios lo destinaba a ser el Padre de los enfermos. Dios teje la vida humana desde arriba; y él sabe los caminos mejor que nosotros. Nunca debemos considerar desgracia lo que nos sucede, porque El es el Padre Bueno, y todos los caminos conducen a El. CAPITULO OCTAVO NUEVOS INTENTOS 1.-Durante diez meses de su vida, JOSE GREGO– RIO fué el humilde Don Fr. Marcelo. Ahora volvía a ser otra vez el afamado médico de Venezuela, el ídolo de los pobres y de los ricos, el maestro y el ejemplo vivo del caballero cristiano. Pero él no olvidaba la recomenda– ción que le había sido insinuada por el mismo Superior de la Cartuja. Si él volviera de sacerdote a Farneta, le sería todo más fácil y hacedero, hasta el trabajo manual, que para él, por su dignidad se simplificaría. (n) Tomacio de Dmninici. Elegía. Pág. 24. 126 --
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