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había de encontrar allí. Se acercaba sigilosamente, y le daba unos golpecitos en la espalda: -Aquí Jesús es también cartujo y alguna vez tiene que estar solo. . . . Jesús es el primer solitario .... vamos, vamos .... a trabajar. Y él se tenía que contentar con alguna furtiva mirada al gran silencioso desde lejos, mientras cortaba la leña para la cocina. Así lo contaba él a las Hermanas Franciscanas de Caracas, vuelto de la Cartuja. 21.-Por su parte, ellos después de mucho tiempo con– servaban gratos recuerdos de JOSE GREGORIO HER– NANDEZ. Muchos años después, en 1939, el Dr. Temísto– cles Carvallo, fué a visitar la Cartuja y nos da esta descrip– ción en la que palpita el recuerdo del Dr. HERNANDEZ en aquella soledad de Farneta después de tanto tiempo; he .aquí las palabras del Dr. Carvallo: "No podía pasar por Lucca, sin visitar en sus alrededores la Cartuja donde estuvo José Grego– rio. Llegué un momento poco oportuno, pues los frailes estaban en retiro y la Regla les prohibe entrar en contacto con el mundo exterior. Llamé a la puerta y me salió un fraile muy viejo, quien me dij o que toda visita era imposible, pero cuando le advertí que venía de Caracas expresamente a verles y que era sobrino de un Dr. Hernández que había sido algún tiempo miembro de la Con– gregación, la fisonomía .adusta del viejo se iluminó con una sonrisa y diciéndome que él mismo había recibido en la puerta a José Gregorio, cambiando sus vestidos por el hábito de cartujo y lo había visto más tarde con gran dolor abandonar el con– vento, agregó:- "No es posible que un sobrino del Dr. Hernández a quien recordamos con vene– ración, pierda su viaje. Siéntese aquí en la por– tería, que yo mismo voy a hablar con el Superior, a pedirle el permiso. El asunto es difícil, agregó, -124-

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