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graciadamente mis fuerzas flaquearon ante la rudeza del trabajo físico que la Regla impone y el Reverendo Padre Superior me aconsejó que volviese a Venezuela, a restaurarlas y confor– tarlas" (m) . Ante la confianza suma que siempre había depositado JOSE GREGORIO en este amigo de su adolescencia y ju– ventud, podemos concluir que ésta fué la verdadera causa de su salida de la Cartuja, la que confesó a su amigo Domi– nici: su imposibilidad de resistir el trabajo físico impuesto a los monjes por la Regla. 19. - Como él pensó, vuelto a Caracas retornar a su querida Cartuja, tomó las prevenciones necesarias, y una de ellas fué trabajar, después de sus visitas de médico, en un taller de carpintería, donde trabajaba como un oficial, cepillando y aserrando con el mismo ahinco que si fuera esta su profesión, manejando con la misma habilidad la garlopa y el serrucho que el bisturí o el auscultador. Mu– chas veces, en el taller, se recordaría de los dos carpinteros de Nazareth, José y Jesús. . .. Voluntad decidida y tenaz en la prosecución de un ideal. Ninguno de sus aristócratl.is clientes se hubiera podido figurar, al ver sus manos fina;,; y distinguidas, que por las tardes se pudiera dedicar como el más humilde obrero a cepillar los maderos de un taller de carpintería. 20.-Cuando de vuelta de la Cartuja, hablaba de sw, impresiones, siempre recordaba aquellos días, al hablar de lo que le costaba el trabajo manual, se complacía en recor– dar que al principio, cuando se cansaba de trabajar, se iba callandito a la iglesia a hacer unos momentos de compaüía a Jesús, como el mejor descanso. Le parecía que Jesús 0s– taba demasiado solitario en aquellos momentos y él venía a hacerle compañía. Cuando el Maestro de Novicios nota– ba su ausencia, se dirigía a la iglesia, porque sabía que lo (m) Dr. Santos A. Dominici: "Elegía al !Jt-. Jos•·· ;;,,.go,·.o IJ(•t·núndez". HomPnajes, púgs. 708 y 70!).

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