BCCCAP00000000000000000000964
I ciedad? ¿ Ha sufrido alguna decepción? ¿ Se ha visto presa de amargos desengaños? ¿ L;:t tierra no le brindaba con sus delicias y sus placeres? No; no es humana la causa de tan cristiana y santa separación; la vida del Dr. Hernández corría apacible en medio de afectos entrañables de familia y del alto aprecio y distinciones con que Caracas lo abrumaba; el Señor le dió bienes su– ficientes de fortuna; su inteligencia brillaba en– riquecida por los tesoros de la ciencia que a ma– nos llenas distribuía, y que le recompensaba con altos honores y nombre acariciado por la fama; no se le vió nunca en el camino de esas desgracias y dolores que inspiran la fuga del mundo y de la sociedad. El Dr. Hernández no va hacia la Cartuja sino llevado por la fuerza de su amor a Dios, y bajo el impulso de una poderosa y fuerte vocación: en sus relaciones íntimas con Jesucristo, en sus co– muniones de todos los días, se maduró su propó– sito durante años, hasta el punto de poder decir al fin al Ilmo. Sr. Dr. Castro, cuando se lo comu– nicó: -Estoy cierto de que Dios me exige este sacrificio" (e) . 6. - He aquí otra de las publicaciones que expresan el afecto que se le profesaba, y el interés que produjo su partida: "Profunda impresión ha causado en Carac¿¡s la triste resolución del eminente médico, virtuoso ciudadano y honra de la sociedad venezolana. El Dr. Hernández abandona el trono de luz, que ocupó por su inteligencia y por sus elevados conocimientos científicos para refugiarse en la celda de un convento, y .es de prestarse a pro- (e) "La gran nota social del día. - Hermoso y fecundo sacri– ficio. Vid. en HOMENAJES, pág. 101. -107-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz