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dad, y lo encontraron en Farneta, en las inmediaciones de Lucca. Los ruidos de aquella ciudad tranquila, paciente y sosegada bajo el peso de su remota antigüedad, que cono– ció los nombres de Aníbal y Sempronio, nunca serían tan estruendosos que rompieran la diáfana claridad del silen– cio de la Cartuja. Allí se construyó la Casa General de la Orden, donde habían de residir los Superiores Mayores. Era el "Valle del Silencio" por antonomasia. 2.-La Orden de los Cartujos tiene la remota antigüe– dad de nueve siglos de existencia. El primer monasterio, fundado por San Bruno, en 1084, está situado en las cer– canías de Grenoble, y conserva todavía el honroso título de La Gran Cartuja. En el siglo XVI, llegó a tener la Orden 206 Cartujas o monasterios, decreciendo después, minada por las revoluciones de los Estados en Europa, nada atentos a la fuente de hombres recios que representan para la Patria estos semilleros de héroes. Su vida es una remembranza de la vida de los soli– tarios de los desiertos de Egipto y de Palestina, con sus penitencias, su silencio y su apartamiento absoluto del mundo. Es una mezcla de la vida cenobítica y la eremíti– ca, conjugando en una sola la soledad de estar con Dios y la compañía imprescindible de los hermanos que nos santifican. Todas sus ocupaciones están sintetizadas en es– tas trE)s palabras: oración, estudio, y trabajo manual. Su comida frugal, se puede decir que es única en el día, pues la cena es muy escasa para los que la toman. Ayunan desde el 14 de setiembre hasta el Domingo de Resu– rrección. En estos días de ayuno, la cena consiste en un vaso de vino y un pedazo de pan. Si las fuerzas se lo permiten, practican semanalmente un día de ayuno a pan y agua. Tienen prescrito el silencio continuo y absoluto. Mo– dernamente se ha mitigado un tanto esta antigua costum– bre de la Orden, y en los domingos y en ciertas festivida– des tienen una conversación en común. Además de esto, todas las semanas tienen un paseo en el que durante tres horas y media pueden conversar entre sí. De esta mane– ra pueden unir la caridad y el instinto de sociabilidad con <'I retiro más absoluto. - 1()() -
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