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tal es su Voluntad, nosotros lo recibiremos .com0 un hermano en Nuestro Señor. Le agradeceríamos nos diera noticia de la fe– cha aproximada de su venida, y haga el favor de traer la ropa y los vestidos que ha de necesitar du– rante el mes de postulantado. Si por razones im– previstas su viaje fuera retardado, usted se consi– derará en la obligación de comunic~rnoslo. Mientras tenemos el placer de verle, quedamos unidos con usted de corazón, recomendando su vocación al Divino Niño de Belén, a Nuestra Seño– ra del Buen Consejo, a nuestro Padre San Bruno y a la admirable Santa Rosa de Lima. Dígnese aceptar. . . etc. fr. Etienne Arriat, Maestro de Novicios". (e) El tiempo transcurrido entre la fecha de esta carta y la de la salida del Doctor HERNANDEZ camino de la Car– tuja fué el que aprovechó para sus estudios de latín con el Profesor Vega. 12.-Su intención al pedir el ingreso en la Cartuja de Lucca, no era otra que la de hacerse sacerdote. Fué la ilusión madura de su vida de consciente. Quizá en sus ideales de niño, indefinidos y frágiles, como frutas verdes, existieron otros ideales. Cuando su vida llegó a la ma– durez, se dió cuenta de la sublimidad del sacerdocio y de la vida religiosa. Ya era la mente del pensador que sabía calibrar los valores. La idea del sacerdocio que tenía en su juventud, nos la expresan aquellas palabras que pronunció, pensativo, y como un primer vislumbre, al defender al P. Colmenares, quien para algunas personas podía haber pasado por ligero <~ inconsciente de su dignidad: "Yo me haría sacerdote si no me sintiera tan indigno de ese favor divino. El sacerdocio es lo más grande que existe sobre la tierra ... " (<') Carta de Dom. fr. Etiénne Arriat. Certosa di Farneta. Luc- 1·a, ltali<·, d :¡ 1•n<·ro 08. (Vid. HOMENAJES, pág. 103). -96-