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DR. JOSE GREGORIO HERNANDEZ 911_ hacemos pasar una corriente de aire sobrecargado de oxíge– no, se observa una vásculo-contracción que impide la oxige– nación de la sangre. Si producimos una ligera desecación del embrión, se nota la vásculo-constricción necesaria para dismi– nuir la evaporación. "Esta experiencia que pone de manifiesto la existencia de los actos físico-químicos como causa de toda actividad em– brionaria, al mismo tiempo nos los manifiesta ordenados, di– rigidos y gobernados por un principio superior que los hace concurrir al sostenimiento de la integridad del sér. "Mas si por una causa cualquiera, por una elevación brusca y grande de la temperatura, producimos la muerte del' embrión, entonces podemos observar que las fuerzas físico– químicas continúan obrando aunque con mucho menor ener– gía; solamente que ahora no producen el mantenimiento del sér sino su descomposición total, porque, faltando el principio superior que antes las ordenaba y enderezaba a aquel fin, ahora obran desordenadamente, irregularmente, y en poco tiempo descomponen la frágil construcción embrionaria. "Los fisiologistas, pues, que consideran la vida como una resultante de las fuerzas físico-químicas productoras de los actos funcionales, aquí en embriología, pueden comprender cuán infundada es su hipótesis, primeramente porque en el orden lógico los componentes son anteriores a la resultante, de suerte que las funciones serían anteriores a la vida; y en segundo lugar, después de la muerte siguen obrando las mis– mas componentes y falta la resultante. "La embriología nos enseña en difinitiva claramente que en todos los cuerpos vivos hay un principio superior que or– dena, dirige, encadena y gobierna las fuerzas físico-químicas: para la construcción y conservación del sér, que es el prin– cipio vital.

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