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70 DR. J. M. NUÑEZ PONTE publíquese. - Por el Ejecutivo Federal, Silva Gandolphi". En la Memoria de Instrucción de 1890 se lee: "Con el fin de implantar en Venezuela los estudios de Microscopía, etc., tan interesantes a las Ciencias Médicas, tiene pensionado el Go– bierno al Doctor José Gregario Hernández, para que siga en París un curso completo de aquellas materias, y venga luego a enseñarlas en la Universidad y a fundar en el gran Hos– pital Vargas un gabinete fisiológico". HERNANDEZ pasó algo más de dos años en Europa: en– tre París y Berlín, en cuyo trascurso tuvo la desgracia de perder su padre (2); consagrado con integridad matemática al estudio, al cumplimiento del deber, que fué una de las preciosas señales de su vida, sin apartarse un ápice del ofi– cio que le encomendara la Patria; orientando su visión ha– cia conceptos prácticos, hacia los postulados de la fisiolo– gía experimental; abarcando perfectamente la magnitud de su encargo para las exigencias de la cultura médica venezo– lana; adquiriendo en clínicas y laboratorios célebres, bajo la dirección de insignes figuras de la ciencia, un copiosísimo acervo que llegó a ser casi un portento, y dando ejemplo de las más esclarecidas y sólidas virtudes a tantos compa– ñeros, mancebos inexpertos que gastan sus lozanas prima– veras en la vendimia absurda del placer y distraen las fi– nalidades de su vocación en las redes y en los cebos de que abundan aquellas urbes populosas y disímbolas. El talis– mán divino de la fe le preserva ahora a la vez de los sórdi- (2) Don Benigno Hernández Manzaneda murió a la edad de se– senta años, el 8 de marzo de 1890, habiendo predicado con el ejemplo de su vida el ejercicio de las virtudes cristianas y procurado por todos los medios que sus hijos imitasen las dotes de sus ascendientes, y sobre todo el amor y respeto que les distinguió por las enseñanzas y prácticas de nuestra santa Religión.
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