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DR. JOSE GREGORIO HERNANDEZ 45 ::11 qenerosa gentileza y constante caridad con los menos , 1v,mzados, con los perezosos o de cortos alcances, sobre !, "lo con los párvulos; otro Francisco de Regis, apóstol desde , ./ colegio; el ajustado arreglo de su persona, su moderación '/ :;cncillez, su atenta caballerosidad y cultura, su respeto I",r los superiores, su irreprochable disciplina: rasgos que le l1,1cían cada vez más estimable y loado. Muy en particu– /, 1r, la honorable consorte del director, doña Pepita Perozo ,1,' Villegas, tan distinguida por su inteligencia y celebrada 1 HJr su trato y afabilidad, tan diligente y amorosa con los 11ir1os cual si fuera verdadera madre, quien solía acompa·- 11nrse de HERNANDEZ a visitas, tenía para éste las delica– ' /ns deferencias y tiernas solicitudes que se merecen las eje– ' ·1 tlorias sobresalientes de virtud, la dulzura inalterable del , ·mácter, la atención servicial, el cumplimiento asiduo del ,10.ber, el sereno juicio y la prudencia, el candor y diáfana limpieza de costumbres, máxime en un joven que, cercad.o ,10. pasiones y atractivos mundanos, sabe resistirlos y ven– ' ·,,rlos, manteniendo su constitución moral y gobernándose a ::í mismo con severa austeridad. "Cuántas cosas sorpren– ' 10.ntes, -dice su camarada de bancos, el apreciado y culto , loctor J. de D. Villegas Ruiz,- iba yo descubriendo y edifi– c:ndo admirando en tan insigne compañero providencialmen– lii encontrado en el Colegio como un modelo, a la verdad 111uy difícil de imitar, de moral y de virtud y de estricto e in- 1/exible cumplimiento del deber. . . Y qué temple el de su mrácter desde niño! ... " (3). Naturaleza predilecta, hijo <Tcciente a la manera de José, había sido decorado por Dios ,:on escogido ingenio y buena alma, y adelantando en la bondad, se conservaba probo y sin mancilla (4), como quien 1 ienetraba desde luego el sentido y dignidad de la vida. (3) Elogio del Dr. José G. Hernández, en la Academia Nacional de· Mr,rlicina. (4) Sap. VIII, 19 y 20.