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PRÓLOGO 27 paces de resolver los arduos problemas sociales, o de dar el frente con valor e inteligencia a las serias coyunturas en que pueda hallarse alguna vez comprometido el prestigio ?f honra del Estado? Por ahí se ve cómo nuestro primordial asunto, la ne– cesidad culminante del país, se ha de cifrar en evitar que la juventud sucumba. Urge a todo trance atraerla a la senda del deber, enderezarle la conciencia e iluminarle la vocación, abrirle al bien el corazón y la voluntad, infun– dirle energía que la suspenda de las pequeñeces de la vi[ materia, le logre el primado y triunfo del espíritu, le haga comprender la belleza y fecundidad de la vida; en una pa– labra, corre prisa llenarle el alma de luz, de amor, de f or– taleza y virtudes, a fin de que endilgue su barca rumbo hacia el puerto feliz de la verdad, de la libertad cierta, de la dignidad personal; no se deje sorprender desprovista por el movimiento unitivo de renovación espiritual que ha de surgir tras el caos de la guerra; adquiera 11,na de– cidida elevación y anchura para el destino y funciones que– en lo adelante le incumbieren; esté lista a atender a la voz de Dios, y no rehuya el responder, cuando sea necesario. con abnegación y sacrificio al llamamiento esperanzado de su patria. Varón integro, varón siempre uno, recio e inminora– ble, naturaleza hecha de una pieza sola, J0SE GREG0RIO HERNANDEZ es de los más puros y positivos ejemplares– que se pueden ofrecer en seguimiento a los jóvenes. Acabamos de comprobar una nueva vez cuánto vale· ser bueno, cuánto se adornan, mejor aún, cuánto se real– zan y magnifícan con el brillo de ki bondad las otras pren– das de saber, de poder, de riqueza. El doctor Hernández era ciertamente el varón sab,io, pero sobre poseer este don inestimable de la sabiduría, era varón más rico y poderoso por merced del caudal y la fuerza de una bondad, si sen– cilla, práctica y concreta, lista en todo momento a actuar– se, ante la enfermedad o cualquier tribulación, en el hogar del potentado o principalmente en el del pobre y desvalido.

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