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DR. JOSE GREGORIO HERNANDEZ 265 En esto estuvo cinco meses, desde abril hasta agosto, a fines de los cuales: "Diórne aquella noche un parasismo que me duró estar sin ningún sentido cuatro días por lo menos ... Quedé destos cuatro días de parasismo de manera que sólo el Señor puede saber los incomparables tormentos que sen– tía en mí. La lengua hecha pedazos de mordida; la gar– ganta de no haber pasado nada y de la gran flaqueza que me ahogaba, que aun el agua no podía pasar. . . sin poder– me menear ni brazo, ni pie, ni mano, ni cabeza ... ". Lo cual le duró hasta diciembre, en que la llevaron al convento de nuevo. "El extremo de flaqueza no se puede decir, que sólo los huesos tenía; ya digo que estar ansí me duró más de ocho meses: el estar tullida, aunque iba mejo– rando, casi tres años" Después se puso buena por completo quedando única– mente sujeta a tener palpitaciones, que ella, corno dice en una de sus cartas, se curaba con agua de azahares. De todo ello podernos deducir que la Santa en su pri– mera juventud sufrió de una enfermedad aguda que con las secuelas le duró corno cuatro años, después de la cual tuvo una salud perfecta y cabal, tanto que pudo emplear toda su vida en el trabajo de las fundaciones y de la dirección de una Orden extendida en toda la Península. Esta enfermedad consistió en un dolor violento en la re– gión torácica y precordial, seguido al poco tiempo de do– lores generales en todo el cuerpo con fiebre alta y que paró en un ataque cerebral con convulsiones; después, rigidez ar– ticular y muscular que la tuvo tullida durante tres años; al fin, vuelta a la salud con palpitaciones y algunas veces vó– mitos.

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