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262 DR. J. M. NUÑEZ PONTE ta que se puede tener de la curac1on de un histérico es ese cambio moral que lo hace pasar de la disimulación y de la exageración a la sinceridad. En los escritos de Santa Te– resa brilla de tal manera esta virtud que encanta al lector y lo subyuga de una manera total. Los histéricos presentan cuando su enfermedad está bien caracterizada las grandes crisis con convulsiones y movi– mientos pasionales de todo el cuerpo y los tan mal llama– dos éxtasis, durante los cuales permanecen largas horas y aun días en un estado semejante al sueño y en posiciones irregulares y grotescas; estado éste que alterna con las con– vulsiones y está acompañado de alucinaciones. Al salir del éxtasis, el histérico se muestra en un estado de embruteci– miento y de imposibilidad de ninguna operación intelectual. · De estos tales éxtasis jamás estuvo afectado ninguno de los Santos místicos y tampoco Santa Teresa. Lo que se lla– ma en Teología Mística éxtasis son estados de oración so– brenatural que ninguna semejanza tienen con el histerismo. elevada y original como su teología; modelo en el arte del buen decir, llena de donaire y elegancia y con una gracia tan fina y espiritual, que, desde hace cuatrocientos años, forma las delicias de los que la leen; por cuyas excelsas dotes la Santa Iglesia Católica la ha aclamado Doctora Mística. "Los mismos fenómenos psicológicos, que bien podemos llamar an– tagónicos del histerismo, se encuentran en los otros Santos Místicos; en Santa Catalina de Sena, en San Juan de la Cruz, en San Henrique Suso, en Santa Gertrudis, en la Madre María de Agreda. Todos ellos son au– tores clásicos en sus respectivas lenguas, eminentes en todos los asuntos de que tratan, y han realizado grandes obras en bien de la humanidad, de las cuales muchas subsisten. "No existe, pues, ninguna identidad, ni siquiera la más leve, entre los llamados éxtasis histéricos y los verdaderos éxtasis de los Santos, que consisten en un arrobamiento de las facultades intelectuales, pro– ducido por la contemplación sobrenatural; el confundirlos es indicar de una manera cierta que no se conoce suficientemente alguno de los dos estados".

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