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26 PRÓLOGO bemos lo hacían muchos a su paso, cual si él dejase en pos la fragancia de un bálsamo. Cierto, no todas sus accio– nes van aquí relatadas, pues cuántas, y muy principales tal vez, ni se pudieron siquiera traslucir, encerradas como que– daban en aquella vida ocuUa, casi se diría hermética, en Dios!". Después de veinte años, ni el más leve signo tenemos que suprimir, ni e,nmendtir en nada el sentido de cuanto escribimos entonces para ponderar las egregias dotes y cla– ra sapiencia de nuestro carísimo Hernández; antes toca– ríanos alzar muy más la voz, clamar a gritos como clama– ban los profetas en Israel, erigir osadamente cátedra en calles y plazas, en universidades u oficinas, y conjurar con encarecimiento operativo al examen de aquellas grandes cualidades que piden 'imitación inmediata e inaplazable, pues el temple moral de esta generación ha venido langui– deciendo y amenaza para lo porvenir con una enorme y pronta ruina. ¿ Quién fuera tan ciego ni tan lerdo para no caer de una vez en la cuenta de cuán abajo ha descendido el calcu– lado criterio de la razón a par del absurdo canon de cos– tumbres de la querida mesnada juvenil, la cual acaso más temprano que se cree haya de asumir en la sociedad todos los cargos? ¿ O será quizás que en estas crisis pregonadas hoy no haya ojos suficientes a penetrar la causa de tan hondos males, y no se acierte por ello a mirar adónde que– da la lumbre y el oriente? Alucinada de placeres, torcida su mentalidad, ajena a los principios fundamentales del saber, desvinculada de sus mejores tradiciones, con noto– ria desestima del pensar y flojedad para el trabajo segui– do y durador, nuestra vistosa y bullente pero frágil y no cauta juventud, desvaría a tontas y a locas barlo-uenteando en propósitos heterogéneos y erradizos, sin conocer dónde la verdad mora, sin afecto a la justicia, sin conciencia dis– tinta, comprensiva y plena de las cosas más graves, sin aprecio por los valores morales, sin culto al sentido de la responsabilidad. ¿ Y habráse de plasmar así, extraña a todo aliento generoso y alto, la estirpe de los caracteres magnánimos, probos y honestos, denodados y firmes, ca-
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