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DR. JOSE GREGORIO HERNANDEZ 251 Un alumno se encontró perplejo en cierta ocasión para el recuento de los glóbulos sanguíneos. HERNANDEZ le dijo: Se trata de una simple proporción, acérquese a la pizarra y practíquela. El joven se negó a ello. Por lo cual HER– NANDEZ le reconvino y como se mostrara disgustado, le dijo entonces: "Casa de Mancera dan clasecitas nocturnas de aritmética, váyase a aprender las operaciones fundamenta– les y no venga a encubrir su ignorancia con esos gestos de mala educación". -Acostumbraba HERNANDEZ mostrar en el microscopio, a cada alumno en particular, todas las preparaciones de His– tología y Embriología. Uno de los cursantes vio rápidamen– te y se alejó del microscopio sin darse cuenta de lo que allí había. Se trataba de un embrión de pollo. HERNANDEZ dijo entonces: "Cuando yo trabajaba con Duval, me pusie– ron un embrión para que lo estudiase y todo el día lo pasé en aquello; me abstraje tanto, que hasta me olvidé de comer". -Se había efectuado el examen de Medicina Operato– ria; un cursante salió con mala suerte, y en són de ataque y de venganza, se detuvo a aguardar los profesores en la me– seta de una de las escaleras. HERNANDEZ fue el primero que acertó a bajar, y como el réprobo le arremetiese ame– nazante, preguntándole: Doctor, ¿quién fue el promotor de mi reprobación? sin inmutarse HERNANDEZ se le impuso lan– zándolo a un lado, sin rehuír el deber, y le dijo: Oiga, jo– ven, de lo que pasó en el examen somos solidarios todos los miembros del jurado. -Para un examen de prueba, en la Escuela de Medi– cina, a la hora justa concurrió HERNANDEZ, como examina– dor. Esperó un cuarto de hora a los otros dos jurados y como no concurrieran a tiempo, él se marchó. Apenas salía encon– tró a uno de aquéllos, a quien le dijo: -"No hubo examen

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