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DR. JOSE GREGORIO HERNANDEZ 249 diéramos decir de Pedro Luis, cuya fe profunda, severo y claro juicio y elevados sentimientos, le atraían toda simpa– tía y buena fama, y cuya honradez le granjeó un alto pues– to y envidiable nombradía entre sus compañeros y superio– res de la respetabilísima Casa Blohm. Su hermana Josefina era la virgen de piedad tierna, delicada e inteligente; lle– vaba entre los suyos vida anacoreta por su amor, su peni– tencia y abnegación, y se mereció la amistad y un gran concepto de parte del insigne y recordado capuchino Fray Francisco de Rodenas, muerto Obispo de Santa Marta. Ni olvidemos tampoco a las que fueron prez de su hogar y de su casta por la selecta calidad de sus virtudes domésticas: las señoras Sofía e Isolina Hernández de Carvallo, Hercilia de Briceño y la señorita Angela Hernández; a nuestro discí– pulo el doctor José Benigno, y aquel íntegro modelo de aus– teridad, despedido hace poco del mundo y a quien nombrá– bamos Don César. En fin, su hermana Cecilia, en religión Sor Magdalena, reside en el Convento de Dominicas del Ro– sario, de Puerto España; la cual siendo aún de sólo veinti– cuatro años de edad, era escogida para Superiora de la Congregación por sus propias Hermanas. Era el doctor HERNANDEZ sujeto de índole bien clara y definida, con quien no había lugar a equivocarse, y lo de– mostró no sólo en las grandes circunstancias, sino en las mi– nucias ordinarias y corrientes del diario trajinar. Lo cual no quiere decir que emplease sin tregua esa rigidez estoica y afectada de algunos, antes de cuando en cuando no de– jaba de usar aquella jovialidad que es, como dice Antonio Alamo, "aliento sano que consuela, gracia que redime, be– néfico espíritu de paz que salva" (3). Conócense de él ocu- (3) Datos biográficos del Pbro. Juan Pablo Whonsiedler.