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10 APROBACION ECLESIÁSTICA --- -- ------ píritu en aquilino vuelo se espaciaba por su campo, convencido de que su fe no había de entorpecer jamás la integridad de su pensa– miento científico, ni viceversa". No menos hay que agradecerle al culto escritor, a propósito de su egregio biografiado, la vindicación de la filosofía de Santo To– más de Aquino, en que se juntan la experiencia y la razón "sin exi– girles sacrificios a la nna ni a la otra", como unidas en "luminoso consorcio de lo real y lo especulativo". A la manera que el Doctor Angélico asimiló para la filosofía cristiana el antig-uo acervo aris– totélico, -escribe el doctor Núñez Ponte-, así habrán de extraer las juventudes estudiosas, "como no se muestn•n rl'hacias a la luz'', (cual sucede hartas veces, por desgracia), "todo cuanto pal¡,ita de vida en las corrientes modernas; y con la antorcha del tomismo, des– harán las nebulosas, despejarán los problemas morales y sociales en que la humanidad se agita, y penetrarán de lleno en el ord(•n de la sabiduría". No en vano es nuestro diligente bióg-rafo, segím diji– mos al principio, mentor de juventudes, cuya suerte lt• ('S "particu– larmente cara". No se contenta con descubrir una a una las múl– tiples facetas del doctor José Gregorio Hernández, sino (111(' a la vez les recuerda a las referidas juventudes, lo mismo que a sus conciu– dadanos en general, las palabras del texto santo: 1ns pie<•, et fac sicut exemplar. (Exod. 25,40). Y el modelo, o ejemplo, es más convincente cuanto más de cerca nos pertenece. Porque no habla el doctor Núñez Pontt• dt• hombre alguno de épocas idas u olvidadas, sino de una "g-rande e intensa realidad, ern,eñanza objetiva de nuestros propios días, consoladora y fortificante". Ni trae a colación virtudes de otros siglos, sino "ha– zañas que han sucedido ante nuestros ojos, de cuyo héroe hemos es– cuchado las palabras, hemos estrechado la mano, hemos sentido el hálito de su grandeza, cuando visitaba nuestras moradas o discurría por nuestras calles al conjuro de la beneficencia". En una pala– bra, cita hechos ''frescos y vivos de un hombre todo nuestro que se alzó por cima de las pasiones sin transigir con vanos caprichos ni adularlos, que desplegó su alma en bienes; y cuyo cuerpo, en hom– bros de sus compañeros y discípulos atravesó nuestra ciudad triun– fante y majestuoso, arrullado por los sollozos y lágrimas de un pue– blo entero". Tal es el dechado de sabiduría y hombría de bien que propone el antiguo Director del Colegio Sucre a los jóvenes "para atraerlos a la virtud y a la fidelidad del deber".

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