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17 Una arquitectura de huesos te de la península itálica, así como la isla de Sicilia, eran posesiones españolas, de tal manera que cuando los frailes capuchinos llegaron a aquella isla hacia 1533 –apenas cuatro años después de la promulgación de sus primeras Constituciones, conocidas como de Albacina, en 1529– construyeron en Mesina su primer convento. Por su par- te, en Nápoles había tenido la fundación de la rama femenina hacia 1538, a las que se les dotaría de la Regla de Santa Clara, rama que posteriormente tendría impor- tantes construcciones conventuales en los virreinatos españoles en América. La comunidad capuchina incrementó su importancia regional por los servicios que prestó a los enfermos de la peste de 1575 y de la epidemia de Palermo de 1624. Ello explica que, para 1742, tan sólo en la pro- vincia capuchina de Palermo se contaba con más de una treintena de conventos. 21 De este modo, Sicilia, como posesión espa- ñola, constituía “una frontera y antemura- lla de la Cristiandad y sede de uno de los principales distritos periféricos de la Inqui- sición española”, 22 pues recordemos que, además de la persecución de judíos, musul- manes, herejes y blasfemos, la Inquisición en Sicilia funcionó en la zona como un elemento de control político y social cuyo epicentro estaba en la Península Ibérica. Los enfrentamientos internos y externos, debidos al control político de la zona entre franceses, españoles e italianos, determi- naron que la proyección eclesiástica en el Reino de Sicilia, apoyada por la monarquía hispánica, empapara no sólo el control es- piritual de los habitantes, sino también su control político. Por otro lado, entre las particularidades de la Inquisición española impuesta en Si- cilia, debemos mencionar su persecución contra la doctrina del materialismo. Creen- cia que, con poco arraigo en la Península Ibérica, 23 consistía en la creencia que des- pués de la muerte no existía una segunda vida espiritual y que el alma moría junto con el cuerpo. Según Ignacio Ruiz, por lo menos desde 1540 hasta la primera década del siglo siguiente, la persecución del ma- terialismo en Sicilia fue un quebradero de cabeza para la Inquisición. 24 Los capuchinos fundaron un nuevo con- vento en Palermo en 1534 y, como parte del conjunto conventual, proyectaron una fosa común para los frailes, al lado de la iglesia que estuvo dedicada a Santa Ma- ría de la Paz. 25 Pasadas algunas décadas, 20 Kruëger, Kristina, Órdenes religiosas y monasterios: 2000 años de arte y cultura cristianos , Ulmann Publish- ing, España, 2008. 21 Stefanía Lanuza, “Il convento dei Capuccini di Messina” en Carolina Miceli y Agostina Passantino (eds.), Francescanesimo e cultura nella Provincia di Messina , Biblioteca Francescana / Officina di Studi Medievali, Palermo, 2009, pp. 139-152. Sobre la historia del convento véase también Umberto di Cristina, “La nascita dei Capuccini, lo sviluppo in Sicilia; il restauro del convento di Burgio” en Ilenia Craparotta, y Nicoletta Grisanti (eds.), Francescanesimo e cultura nella Provincia di Agrigento , Biblioteca Francescana / Officina di Studi Me- dievali, Palermo, 2009, pp. 69-94. 22 Vittorio Sciuti-Russi, “La Inquisición española en Sicilia” en Studia histórica. Historia moderna , Universidad de Salamanca, Núm. 26, 2004, p. 76. 23 Véase Luis Ribot García, “‘La Clemencia Reale…’de Francesco Strada, una exaltación absolutista de la Monarquía de España en la Sicilia de 1682” en Ma. Helena da Cruz Coelho, et. al ., Pueblos, naciones y esta- dos en la historia , Universidad de Salamanca, Salamanca, 1994, pp. 77-96. 24 Ignacio Ruiz Rodríguez, “La Inquisición siciliana” en Revista de la Inquisición , Núm. 9, 2000, p. 110.

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