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12 Anel Hernández Sotelo An architecture of bones: the space of the Capuchin death, 16th and 17th centuries Abstract Death has been a recurring theme of hu- man thought at any given time and space. Since the 15th century the Western world developed the concept of death as a viola- tor of life. Many factors made skulls and bones part of everyday life in Europe: plague epidemics, draughts, natural calam- ities, religious wars and the severity of the Council of Trent. This paper outlines the culture of death within the Order of Minor Capuchin Friars during the 16th and 17th centuries. This religious order, dating from 1528, projected the importance of memen- to mori through the exhibition of corpses and bones in some of their funerary cha- pels, creating a sort of macabre museum collection that became part of their mon- asteries’ architecture. The Capuchins went beyond representing death; they presented it through skeletons and bones safeguard- ed in their chapels in Palermo, Burgio and Rome. They even mummified the corpses of friars and laymen to show the world the finite nature of life, the fear of hell, and the dejection of human condition. Keywords: Capuchins, death, baroque, 16th and 17th centuries Introducción Investigar los cementerios capuchinos nos remite al análisis de los espacios arquitec- tónicos construidos para la experiencia de la muerte en el Occidente moderno. Es reencontrarse con los últimos suspiros de las danzas macabras medievales y dar paso a una de las manifestaciones más acabadas de la caducidad del cuerpo barroco. Es, en suma, enfrentarse a la vanitas humana, a la descomposición y a lo que Jacques De- rrida llamara la retirada de la metáfora. 1 La calavera invadió los años posteriores al Concilio de Trento: se le contemplaba, se le hablaba, se le deseaba, se le “hacía” ha- blar y hubo alguno, como el jesuita Fran- cisco Cayetano, que dormía con la cabeza apoyada en ella. 2 Ha de recordarse que en el siglo XVII el pintor Juan de Valdés Leal (1622-1690) realizó en el Hospital de la Caridad de Sevilla dos de las obras que mejor expresan la relación de la conciencia barroca sobre el acabamiento: las alegorías In ictu oculi y Finis gloriæ mundi . 3 La presencia constante de la calavera como “un sino común contra el cual no hay rebelión que valga”, 4 determinó que diferentes congregaciones religiosas incor- 1 “Ni metafórica, ni a-metafórica, esta ‘figura’ consiste singularmente en intercambiar los lugares y las fun- ciones: constituye el sediciente sujeto de los enunciados (el hablante o el escritor que decimos que somos, o quienquiera que crea que se sirve de metáforas y que habla more metaphorico ) en contenido o en materia , y parcial encima, y siempre ya ‘embarcada’, ‘en coche’, de un vehículo que lo comprende, lo lleva, lo traslada en el mismo momento en que el llamado sujeto cree que lo designa, lo expresa, lo orienta, lo conduce, lo gobierna ‘como un piloto en su navío’.”[Las cursivas son del original] Jacques Derrida, La deconstrucción en las fronteras de la filosofía. La retirada de la metáfora , introducción de Patricio Peñalver, Paidós, Barcelona, 1997, p. 36. 2 Emilio Male, El arte religioso de la Contrarreforma , Encuentro, Madrid, 2001, pp. 199-222. 3 El significado de estas frases en latín es “En un abrir y cerrar de ojos” y “El fin de las cosas mundanas”, respectivamente. 4 Paul Westheim, La calavera , fce , México, 2005, p. 78.

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