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22 Anel Hernández Sotelo do en esta misma iglesia donde también re- posan los restos de San Félix de Cantalicio y de Fray Crispín de Viterbo. No obstante, la particularidad que le otorga fama a este conjunto conventual capuchino no es la tumba del cardenal Bar- berini, sino a la cripta con cinco capillas subterráneas en donde se hallan, además de cuerpos momificados, miles de huesos, exhumados por los capuchinos entre 1528 y 1870. Las osamentas provienen del anti- guo convento de Lucchesi , de los propios frailes que habitaron el convento de la Concepción y de seglares nobles que de- searon que su cuerpo “descansara” en este mundo subterráneo. Ha de recordarse que en la mayoría de los conventos capuchinos el lugar de repo- so de los restos mortuorios era un osario común, el cual podía encontrarse en alguna capilla cercana a la iglesia donde se dije- se la misa semanal por los frailes difuntos. Las sepulturas comunes también podían hacerse debajo de la iglesia o de la sacris- tía pero nunca, por prescripción consti- tucional, debajo del altar. 39 Estos osarios comunes, principalmente durante el siglo XVI , carecieron de señales conmemorativas de los nombres de los frailes difuntos, de manera similar a como lo hicieron en las ramas femeninas de los capuchinos, don- de los huesos de las monjas eran llevados al osario, luego de varios años de estar sus cuerpos en una pequeña cripta, justo debajo del coro bajo en donde las monjas pasaban varias horas del día. Cabe destacar Cripta capuchina de Santa María de la Concepción, Roma. Dibujo: versión libre Daniel Torres Campos 39 Constituciones de los Frailes Menores Capuchinos de San Francisco, aprobadas y confirmadas por nuestro muy santo Padre el Papa Urbano viii . Traducidas de lengua italiana al castellano , Madrid: Carlos Sánchez, 1644, p. 20.
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