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:Í=JCHINO S EN EL VIS O DEL MARQUÉS : UNA REVISIÓ N HISTORIOGRÁFICA . 4. REFLEXIONES F INALES. Como hemos visto, fueron muchos los factores para que los dos intentos ,:.u ion capuchina en el Viso del Marqués se vieran frustrados. Por un la- (áo. los factores políticos pues a pesa r de las armas utilizadas en su contra, los : m i n o s pudieron fundar en territorio ibérico, poco ante s del ocas o del siglo . -ogro que fue posible gracias a la independencia jurisdiccional de que gozó e territorio catalán frente a la Corona de Castilla y muy probablemente a las no- lidas que llegaban desde Francia sobr e la vida que profesaban los nuevos frai– les donde aún sin las licencias papales necesarias , la reforma capuchina había comenzado su ebullición. Pero tampoco podemos olvidar que también hubo factores culturales que «ratorpecieron la entrada de los capuchinos cobijados por Alvaro de Bazán, ya que en la España contrarreformista era difícil llevar a cabo la consolidación de una nueva congregación religiosa que, si por un lado olía a heterodoxia y, por otro, amenazab a al régimen de estrech a observancia franciscana impuesto en la Península Ibérica. Consideramos que el estudio de la Orden capuchina en España y en sus territorios virreinales es un tema pendiente en la agenda de la historia de la re– ligiosidad barroca. La historiografía capuchina estudiada en el presente trabajo - :asi en su totalidad, producto de la investigación y difusión de la historia de la Orden realizada por los propios integrantes de la Orden capuchina. Aunque es muy loable la labor de esto s historiadores, creemo s que es tiempo de que el círculo laico de historiadores de la religión católica prestemos más atención al te– ma capuchino, pues el estudio de est a Orden desde la historiografía de la Aca– demia se ha visto eclipsado por el interés hacia otros grupos u órdenes religio– sas, ortodoxos o heterodoxos, que pareciera ser tuvieron mayor influencia polí– tica y cultural en la España del barroco. Sin embargo, estamo s firmemente con– vencidos de que el estudio sobr e la Orden de frailes capuchinos tiene mucho que mostrarnos aún acerc a del crisol que supone la religiosidad barroca hispanoa– mericana. £< la Carrera de San Jerónimo y la calle de Zorrilla. Luego, el mismo duque de Lerma determinó que la fundación ~r rjriera junto a su casa . El antiguo convento fue demolido en 1715 y el lugar es ocupado actualmente por la Igle- ¡íi de Jesús de Medinaceli. Todo el proces o de est e convento cortesano, el de San Antonio del Prado, fue posible Eradas a las gestione s de los capuchinos Serafín de Policio y Lorenzo de Brindis, luego santo y patrono de la pro- "."da de Castilla. Otra fundación cortesan a es la del Convento de El Pardo, realizada entre 1612 y 1613 por Felipe 3 . Sobr e esta s dos fundaciones véase CARROCERA, B. de: La provincia..., op. d i , pp. 35- 54 y 60-6 5 y también E JN PINELO, A. de: Anales de Madrid. Reinado de Felipe III, edición y estudio crítico del manuscrito 1255 de la Bi– blioteca Nacional por Ricardo Martorel Téllez-Girón, Madrid, 1931, pp. 84, 85, 101 y 104. REVISTA C AM PO D E C A L A T R A VA N° 8 (2010 ) 91
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