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LOS CAPUCHINOS E N EL VlSO DE L MARQUÉS! UN A REVISIÓN HISTORIOGRÁFICA. naría l a fundación barcelonesa , Juan haría e l segundo intento de fundación e n las tierras d e E l Viso. Llegados a Barcelona, a l parecer, n o hicieron uso de l a cas a ofrecida por e l ayuntamiento urbano porque, según Miguel d e Valladolid, lo s padres d e Jesús tardaban e n dejarla, mientras tanto que enviaban diligencias a l a Corte para im– pedir l a fundación capuchina. Así , e l Obispo le s ofreció unas casa s contiguas a la iglesia de Sa n Gervasio. Luego, lo s observantes desalojarían e l convento de Sant a Madrona, aunque poco durarían allí pues debido a l a insalubridad "todos, excepto uno" de lo s frailes cayeron gravemente enfermos 65 . Es e n est e momento cuando Juan Terrer (o Terré), su bienhechor, le s ofrecería una casa . Est e noble barcelonés otorgó a lo s capuchinos una capilla en Sarria, con su cas a adjunta levantadas, donde supuestamente había vivido Sant a Eulalia. Est a fue l a primera fundación permanente capuchina e n España y, a decir del histo– riador, "allí vivían ya por lo menos el 20 de agosto de 1578" 66 , Es indispensable se – ñalar que e l factor decisivo para est a primera fundación ibérica fue l a actitud del Consej o barcelonés, corporación qu e gozaba d e privilegios extraordinarios e i n – cluso obraba e n algunas cuestione s co n independencia de la s pretensiones rea– les. E n cambio, e l Consej o de Castilla er a una institución hermética, ligada ínti– mamente con l a facción observante y con la s decisiones del rey. Finalmente, des– pués del segundo intento del Viso, lo s capuchinos castellano s se refugiaron en e l cenobio y a existente d e l a Ciudad Condal. Al convento de Sarria siguieron otros, a extramuros de l a ciudad. Luego, la Orden se extendió a Valencia y Aragón, logrando e l establecimiento definiti– vo entre 159 6 y 159 7 pes e a lo s intentos valencianos d e fundar desde un a déca– da antes 67 . E n Zaragoza fu e posible fundar hast a 1598 . L a composición d e lo s frailes eran, e n su mayoría, religiosos venidos de Italia y agregados d e otras ra – mas franciscanas 68 . 15 AÑORBE, C. de: La antigua..., op. cit, p. 11 16 CARROCERA, B. de: La provincia..., op. cit., p. 11. Melquíades Andrés apunta que "los capuchinos no se establecen en España hasta 1573" sin ofrecernos más datos. Debido a que no conocemo s 3a fecha exacta de la llegada de los frai– les a la capilla de Sarria, consideramos oportuno fijar la fecha de fundación en 1578 . Véase ANDRES, M.: Historia de la mística de la Edad de oro en España y en América, Madrid, 1994 , p. 408 . fi7 Es apasionante la forma en que los capuchinos lograron las fundaciones valencianas gracias ai cobijo de san Juan de Rivera. Prácticamente, tales fundaciones fueron posibles por dos motivos: la gran cantidad de recoletos que pa– saron a los capuchinos después de la supresión de la Provincia Recolet a de Tarragona y la gran audacia del santo que, para impedir la supresión de las fundaciones capuchinas, improvisando conventos cuyo emblema de inau– guración era solamente la colocación de una cruz. Véase CIURANA VIGUER, J.V. , op. cit., pp. 25-55 . Cabe destaca r que el grupo de los recoletos impidió muchas iniciativas de fundación capuchina debido a que en 1579 fueron reconocidos por Gregorio XII como franciscanos independientes de ios Menores Observantes con lo que en 158 1 pudieron crear la Provincia de Tarragona formada por los recoletos de Aragón, Valencia y Cataluña. Esta provincia duraría sólo dos años, pues las políticas independentistas quedan disueltas y vuelven a quedar so– metidos a los Superiores de la Observancia. En este hecho fueron inculpados los capuchinos pues los recoletos los acusaron ante Felipe II de que "mucha parte de los recoletos se había pasado a los capuchinos que de poco acá se han intro– ducido en Cataluña, habiendo sido echados de Castilla quando los trujo el Marqués de Santa Cruz con intención de darles ca– sa en El Viso", sugiriendo como remedio que "los capuchinos vuelvan a Italia y dejen en libertad a los recoletos que vuel– va a su recolección". AÑORBE, C. de: La antigua.. ., op. cit., pp. 15-18 . REVISTA CAMPOD E CALATRAVA N° 8 (2010 ) 89

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