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38 / Vol. 11 / Nº 23 / julio - diciembre de 2007 tán, hemos visto que Alamín no podía escaparse de los antecedentes que forjaron gran parte de la cristiandad española como el misticismo, los exempla medievales y la persecución de las ideas de Molinos. De aquí se deriva que gran parte de la obra estudiada es una exhortación a la medi- tación y a la contemplación para alcanzar a Dios mediante la oración pero con la estricta leyenda “Preserva contra los errores de Molinos” como consecuencia de la represión inquisitorial de la que el fraile fue protagonista unas décadas antes de la publicación de las Falacias del demonio en 1714. Redefinir al demonio viene a ser entonces una táctica de “regresar al cauce” a la sociedad en crisis pues, según Jacques Le Goff en palabras de Augé, durante el siglo XVII se presentaron “epidemias de sueños” en los que “la presencia del diablo, y detrás de esta presencia, la de la protesta y de la herejía, siempre resultaron sos- pechosas, especialmente cuando los sueños pa- recían constituirse en un ‘contrasistema cultu- ral’ y la protesta onírica parecía contribuir a la constitución de la herejía”. 52 De ahí la necesidad de un demonio interior, persuasivo, que habite en el consciente y en el inconsciente de la gente con la finalidad de que cada persona fuese capaz de autorregularse respetando los modelos con- ductuales conservadores que se pretendían en la época. Era necesario homogeneizar al demonio interior pues los imaginarios individuales sobre él, producto de los debates religiosos generados desde el siglo XIV que provocaron contradiccio- nes y versiones encontradas de los orígenes y las funciones del demonio, debían ser “colonizados” con “lo imaginario y la memoria colectivos [que] constituyen una totalidad simbólica por referen- cia a la cual se define un grupo y en virtud de la cual ese grupo se reproduce en el universo ima- ginario generación tras generación”. 53 Esta nueva definición del “demonio de la transi- ción” que Alamín retrata, como hemos visto, no pierde sus reminiscencias ancestrales y medieva- les, pues los procesos de larga duración como la construcción imaginaria de este gran personaje son “redes mitológicas” permanentes y polifor- mes. De ahí que, además de las distintas mani- 52 Augé 88. 53 Augé 76. festaciones culturales, debamos observar las va- riedades de un elemento de larga duración, como lo es la figura del demonio, dentro de ciertos lapsos temporales y, en este sentido, estudiar al diablo en un periodo específico (finales del XVII y principios del XVIII), en un espacio determi- nado (España) y enfocados hacia una ideología en particular (la del fraile capuchino Alamín) sirve pues para definir lo que determinado sec- tor de la sociedad entendía como demonio y sus falacias o engaños, es decir, su comportamiento porque bien lo apunta Papini: “el Diablo todavía es muy poco conocido. Este ser infame, pero fa- moso, invisible y omnipresente, ora negado y ora adorado, ya temido y ya vilipendiado, que tuvo sus cantores y sus sacerdotes, sus cortesanos y sus mártires, es más popular que comprendido, más representado que conocido”. 54 Bibliografía Fuentes primarias Alamín, Félix de. Falacias del demonio y de los vi- cios que apartan del Camino Real del Cielo, en que se descubren muchos engaños del demonio, con que oculta los caminos verdaderos, y propone los falsos, y sus remedios generales y particulares. De nuevo se han añadido las consideraciones de los novissimos, y de la Passion del Salvador, los vicios de la lengua, y las virtudes principales en que consiste la perfeccion christiana comun a todos, y aun los vicios aora van mucho mas declarados. Preserva contra los errores de Molinos. Preserva de enfermedades, y enseña el modo de alargar la vida según el modo natural. Es obra utilissima para quien desea conocer los engaños de Satanás, y librarse de sus lazos, como lo declara el Prologo . Madrid: Imprenta de Blas Villanueva, 1714. Biblioteca Francisco de Burgoa en la ciu- dad de Oaxaca. Alamín, Félix de. Retrato del verdadero sacerdote y manual de sus obligaciones . Madrid: impreso por Juan García Ifan ς on, 1704. Biblioteca Palafoxia- na en la ciudad de Puebla. Alamín, Félix de. (1714), Puerta de la Salvacion y espejo de verdadera, y falsa confession. Dividese en cinco libros. Zaragoza: Oficina de Lorenzo Fco. 54 Giovanni Papini, El diablo (México: Alamah, 2002) 14.

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