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Takwá / Historiografías 60 xvii , la Iglesia se vio en la necesidad de afianzar los “móviles de la recom- pensa y el temor” que desde la Edad Media se habían impuesto. 16 En este ambiente de incertidumbre política y siendo la Iglesia el brazo derecho del sistema gubernamental español, era necesario recrudecer el infierno y que el demonio, personaje principal de este espacio, actuara además de la manera ficticia medieval en presencias y apariciones, en todo el corpus de redes psicológicas que los Estados y la Iglesia utiliza- rían para dirigir a una cultura de masas. Las Falacias del demonio y su utilidad Fray Félix de Alamín fue un predicador no del pueblo sino de los frailes, clérigos y legos de su Congregación; entre sus obras no se encuentran cuadernillos pequeños, sino libros de gran volumen e incluso obras divi- didas en tomos. Este fraile, al igual que los demás capuchinos, no estaba peleado con la cultura libresca a pesar de que la Orden se calificara como una “religión” de estrecha observancia en la pobreza; prueba de ello es que la Orden de los Frailes Menores tenía como requisito que el aspirante “fuera letrado competente y tanbien el que antes de profesar sea exami- nado aserca de las obligaciones Regulares de la Regla”. 17 Así, para observar la Regla había que saberla y una de las maneras más ortodoxas de la adquisición de conocimientos para el catolicismo ha sido la lectura de libros, puesto que éste mismo se basa en uno: la Biblia. Pero como los frailes y creyentes de esta religión carecen del derecho a la libre interpretación del Texto Sagrado, era importante [y aún lo sigue siendo] la producción de más obras literarias que explicaran el sentido riguroso con el que el feligrés, el fraile, el sacerdote y el lego debían acer- carse a la lectura sagrada. El libro que aquí nos ocupa es una obra producto de esta prohibición a la interpretación propia que, muy al estilo de la época, utiliza referencias bibliográficas básicas de textos ya consagrados como son los escritos de lación a Roma y la disfrazó con el hábito y nombre del P. Alamín, Capuchino.” Alamín fue delatado por segunda vez a la Inquisición española a causa de otra de sus obras: Impugnación contra el Talmud de los judíos, Alcorán de Mahora y contra los herejes (Madrid, 1727) pero la delación no tuvo consecuencia alguna. Carrocera, La provincia de los, 1973, pp. 635-640. 16 Bülher, Johannes, Vida y cultura en la Edad Media , México, Fondo de Cultura Económi- ca, 1996, pp. 62-67. 17 Regla de los frailes menores , Biblioteca Nacional de México, Manuscrito, Clasificación: rms ms .912.

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