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Takwá / Historiografías 64 haziendo que el alma no sienta las perturbaciones, y movimientos para hazer caer en el vicio de la sobervia, haziendo creer a algunos, que ya estan libres de las pasiones, y que han subido a gran perfeccion. Otras los dexan de tentar, para que assegurados con la paz, entre en el coraçon la tibieza, y despues vuelven con grande ímpetu, y esfueço; y como cogen a las almas desprevenidas, y descuidadas, con facilidad las hazen caer. 25 Uno de los ejercicios espirituales más abrazados por el autor es la ora- ción; considera que la perdición del mundo se debe totalmente a la falta de ésta porque la oración es meditación y consideración de la gloria del Cielo, obviamente de Dios, y de los tormentos del infierno que, en pala- bras de Alamín, son “los castigos que Dios embia sobre los pecadores [quienes] pierden el temor al pecado”. 26 La oración sirve no sólo para vencer a los demonios sino también para aplacar a Dios quien “por las culpas está irritado; con ellas le provocamos a indignacion, y a que sobre nosotros derrame la ira de su furor. Pues qué remedio para quitar a Dios la espada, y el azote de la mano? La oracion”. 27 Es por eso que, en palabras del autor, dice Satanás: “Quiteles yo la oración que con esso les privo de todas las buenas obras, porque si des- truyo la raiz, fuente, y principio de todas las virtudes, no necessito de hazer otra guerra”. 28 Y es que la oración no sólo expele las culpas y co- munica al siervo con su Creador. La oración mitiga los rencores, los de- seos de venganza, la lujuria, la deshonestidad, la avaricia y la rebeldía. La oración es como una buena vacuna que no sólo cura al enfermo sino que impide que un cuerpo sano se contagie de cierto mal. ¿De qué forma, pues, persuade el demonio al hombre para estorbar este santo ejercicio que es la oración? A algunos les corrompe el entendi- miento para que piensen que no es necesario estar de rodillas en oración puesto que nunca se ha caído en pecado mortal para sufrir ese tipo de incomodidades. A otros, les propone que es vano este ejercicio porque “uno vive en este mundo, y es forçoso atender a lo temporal, y que esso lo manda Dios”. 29 Algunos evitan la oración porque implica pensar en la muerte, el juicio, la gloria y el infierno [los cuatro novísimos] y el demonio les persuade de que si Jesucristo ya ha sufrido por ellos, no hay necesi- 25 Alamín, Falacias del demonio , 1714, p. 1. 26 Ibid ., p. 11. 27 Ibid. , pp. 23-24. 28 Ibid ., p. 6. 29 Ibid. , p. 31.

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