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Anel Hernández Sotelo / Sobre el diablo de Fray Félix de Alamín... 61 San Bernardo, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, Santa Teresa de Jesús, San Buenaventura, San Lorenzo Justiniano, San Juan Clímaco, San Ignacio de Loyola y San Juan de la Cruz, entre muchísimos otros autores eclesiásti- cos. Por otro lado, este “regreso” a los clásicos desde los últimos siglos de la Edad Media y durante el periodo llamado renacentista obliga a nuestro autor a insertar dentro de la ideología cristiana, con un anacronismo enor- me pero con una creatividad sorprendente, a aquéllos que llama “gentiles”, principalmente a Platón, Aristóteles y Séneca, entre otros. Sabemos de una primera edición dividida en dos tomos que salió a la luz veintiún años antes, en 1693 y 1694 respectivamente. Esta primera versión de las Falacias del demonio 18 es mucho más pequeña. Los libros del tomo dos corresponden al tratado quinto y séptimo de la edición de 1714 que tienen como punto central los pecados capitales y los remedios para desarraigar los vicios y obtener las virtudes. Hasta no encontrar el tomo primero de 1693, no podremos saber la relación que pudo existir entre los libros uno y dos con la versión de 1714. La obra, muy bien pensada dentro de la lógica de un demonio aterra- dor y acosador, está dedicada “al Primer Ministro de Dios, Principe de los Angeles, Protector del Pueblo escogido de Dios san miguel arcangel ” dado que fue este arcángel el elegido por Dios “para defender la honra de Dios contra Lucifer y sus sequazes”, 19 y si bien Alamín sabe que sólo conociendo al enemigo se le vence, escribe: El fin de este libro es hacer guerra al demonio, y para vencerle, decla- rar algunos engaños suyos ocultos, con que rinde a las almas, es dar a conocer las armas, con que pelea, que son los siete vicios capitales, para que conocidos huyamos de ellos. Para todo esto hallaremos la victoria en nuestro glorioso San Miguel [...] que de dia y de noche no cessa de pelear contra el demonio. 20 Hasta aquí, y después de cobijarse bajo la custodia de San Miguel Arcángel, Alamín nos va esbozando un demonio bastante dantesco que incluso teje redes en donde más trabajo le cuesta tentar, pues escribe en la “Introducción” que: 18 Hasta ahora sólo me ha sido posible consultar el segundo tomo de esta edición en el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México. El primer tomo lo he encontrado recientemente en la Biblioteca Nacional de España en Madrid. 19 Félix de Alamín, Falacias del demonio y de los vicios que apartan del Camino Real del Cielo […] , Madrid, en la imprenta de Blas Villanueva, 1714, “Dedicatoria” s/n. 20 Idem.

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