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Vol. 23, N. ˚ 1. pp. 98-126, enero-junio de 2018 103 F R O N T E R A S d e l a H I S T O R I A Anel Hernández Sotelo se conocen de fray Isidoro de Sevilla, a las figuras que inf luyeron en su pensa- miento y al análisis de un fenómeno de invisibilidad de larga duración sobre el controvertido origen de la imagen. Grosso modo , la fundación de la Orden de Frailes Menores Capuchinos (ofm Cap.) respondió al proyecto de la Contrarreforma impulsada desde Es- paña y Roma en el siglo xvi. Atraer al feligrés, fuese de la condición que fuese, por medio de programas definidos de evangelización, misión y conversión, fue uno de los pilares de los nuevos sistemas religiosos herederos del Concilio de Trento. Si bien los jesuitas se dedicaron a fundar colegios de élite, también realizaron una labor misional significativa y equiparable al trabajo apostólico de los capuchinos, aunque estos últimos no se preocuparon especialmente por la erección de casas de estudio para preparar intelectualmente a las clases so- ciales más favorecidas. Desde sus inicios, los capuchinos promovieron el desprecio del mundo en su propia corporeidad: el uso de barbas largas y descuidadas, la descalcez y el regreso al primigenio hábito franciscano con capucho puntiagudo y ataviado de remiendos. Estos elementos los convirtieron en una de las órdenes religiosas más representativas del memento mori de los tiempos modernos. Incluso el tipo de predicación fundamentada en los discursos sobre la caducidad del mundo y en la excesiva teatralización del púlpito fue conocida en Europa como predicación a la capuchina (Hernández “El sermón”, Una historia ). A pesar del tremendismo capuchino marcado por las tendencias artísticas propias de los siglos xvii y xviii, la imagen de la Divina Pastora parece promover un espíritu contrario. Se trata de una Virgen en armonía con la naturaleza, que cuida a su grey y cuya iconografía fue definida por fray Isidoro de esta manera: […] está vestida de pastora, con su pellico, cayado, y a las espaldas caído el sombrero pastoril. Está rodeada de cándidos Corderitos, todos los cuales tienen hermosísimas rosas en las bocas, ofreciéndoselas a su amantísima Pastora para tejerle con ellas una corona, y la Pastora dulcísima está a uno de ellos con la diestra mano halagando cariñosa, y en su castísimo regazo reclinándolo. A lo lejos se descubre una Ovejita que, apartada del Rebaño de la Divina Pastora 6 fue repentinamente asaltada de un león, imagen del Demonio, […] cuyo peligro reconocido de la descarriada 6 Aunque se ha apuntado que “en los escritos del venerable fray Isidoro de Sevilla se denomina a la Virgen María en exclusividad como ‘Pastora’ —sin el adjetivo ‘Divina—’” (Cruces 1001), aquí queda claro que Isidoro de Sevilla sí “divinizó” discursivamente a su Pastora. 08 Rev FRONTERAS DE LA HISTORIA 23-1_AHernandezS.indd 103 2/27/18 11:35 AM
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