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Vol. 23, N. ˚ 1. pp. 98-126, enero-junio de 2018 110 F R O N T E R A S d e l a H I S T O R I A ¿Antojos de la imaginación o visiones celestiales? su infinita paciencia sufrirlos, y su infinita misericordia perdonarlos. (Cárdenas 173-174) El acontecimiento que supuso la entrega de Mañara a la vida penitente sucedió el 17 de septiembre de 1661, fecha en la que su esposa Jerónima Carrillo de Mendoza murió a la edad de 31 años. El matrimonio de Miguel y Jerónima se celebró en 1649 y, después de 12 años, la pareja no había procreado descen- dencia. Sin embargo, parece cierto que Mañara amó hasta la devoción a su esposa, quizá porque Jerónima “ejerció un beneficioso inf lujo en el carácter y la conducta de su joven marido” (Granero 299). Un año después del deceso de su esposa, Miguel Mañara solicitó su admi- sión a la Hermandad de la Santa Caridad. Esta se fundó en 1565 como una insti- tución cristiana preocupada por dar santa sepultura a vagabundos, contagiados de peste, lisiados, pordioseros, encarcelados y aun a “salteadores y bandoleros, que habían caído como alimañas perseguidos por los campos o cuyos cuerpos se pudrían en la horca de Tablada” (Granero 317). Sin embargo, los miembros de la hermandad no recibieron con beneplácito la solicitud de ingreso de Maña- ra, debido a la fama de mal cristiano que se había labrado, pero, a instancia de Diego Mirafuentes, entonces hermano mayor de la Santa Caridad, Miguel fue admitido en la hermandad (Granero 333-336) 10 . Más tarde, hacia 1663, Mañara fue nombrado hermano mayor de la Hermandad de la Santa Caridad, oficio que desempeñó hasta 1679 cuando murió (Valdivieso 10). El abrupto cambio de parecer de los integrantes de la hermandad pro- bablemente se debió a una de las prácticas que Mañara aprendió de su padre: el cabildeo. Y es que, curiosamente, tras su nombramiento como hermano mayor, se proyectó la fundación de un hospicio para pobres que, en un primer momento, se dispuso en un almacén contiguo a la ermita que históricamente había ocupado la hermandad. Miguel Mañara concibió un ambicioso programa sociorreligioso, financiado mayormente por él mismo, y fundó 10 El jesuita Juan de Cárdenas disfraza la oposición de los hermanos de este modo: “El Hermano Mayor, que deseaba que se afervorizasen los ejercicios de la santa Caridad, reconoció el celo ar- diente de aquel sujeto para las obras del servicio de Dios, se alegró sumamente de que les viniera a su compañía aquel hermano. Lo propuso en su cabildo y halló grande resistencia en casi todos los hermanos, porque temían que los había de inquietar y dominar. Que ya el demonio temía la guerra que este varón de Dios había de hacer al infierno y así les proponía varios pretextos para que diesen repulsa a su pretensión. Pero Don Diego Mirafuentes, a quien asistía la inspiración del Cielo, hizo tanto empeño en que le recibiesen, que hubieron de condescender con la propuesta” (11). 08 Rev FRONTERAS DE LA HISTORIA 23-1_AHernandezS.indd 110 2/27/18 11:35 AM
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