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Vol. 23, N. ˚ 1. pp. 98-126, enero-junio de 2018 109 F R O N T E R A S d e l a H I S T O R I A Anel Hernández Sotelo (Granero 139-140) 8 . Juan Antonio, el primogénito, falleció el 28 de noviembre del mismo año, a la edad de veintisiete años (Granero 141-142). Así, con tan solo trece años, Miguel se convirtió en “el único varón de una de las más opulentas fortunas de Sevilla” (Granero 149). El jesuita Juan de Cárdenas, autor de la primera biografía de Miguel Mañara, impresa en 1679, apenas unos meses después del fallecimiento del ve- nerable varón sevillano, omitió los datos referentes a los orígenes nobiliarios del biografiado y la reseña de su vida durante sus años de juventud, argumentando que su intención no era “tratar de la nobleza de sus padres y progenitores, así por ser esta materia tan notoria, como porque este venerable varón tenía debajo de los pies todas las grandezas del mundo” (Cárdenas 5). Es evidente que Cárdenas silenció intencionalmente las noticias que podían controvertir el retrato de ve- nerabilidad que dibujó de Mañara, ya que la biografía inicia con el ingreso de este a la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla en 1662, suprimiendo con ello las historias conocidas por el pueblo sevillano sobre la disipada conducción de Miguel hasta antes de esa fecha 9 . Sin embargo, el propio Mañara utilizó su testamento como muestra de contrición: Yo Don Miguel Mañara, ceniza, y polvo, pecador desdichado, pues los más de mis malogrados días ofendí a la Majestad altísima de Dios mi Padre, cuya criatura, y esclavo vil me confieso. Serví a Babilonia, y al demonio su príncipe, con mil abominaciones, soberbias, adulterios, juramentos, escándalos, y latrocinios, cuyos pecados, y maldades no tienen número, y sola la gran sabiduría de Dios puede numerarlos, y 8 El arcedianato es el “lugar sobre el que ejerce su jurisdicción un arcediano. También es la digni- dad y oficio de este personaje”, mientras que el arcediano “es el primero o superior de los diáconos o ministros de la iglesia primitiva, de ahí, que recibiese también el nombre de archidiácono. Su función era encargarse de los asuntos temporales, junto al obispo; además, mandaba a los diáco- nos urbanos y rurales, dirigía a los anteriores en el servicio de la mesa sagrada y, finalmente, en las ordenaciones, llamaba a los ordenandos y los presentaba al obispo” (Martínez 20). 9 JuanMaría Granero realizó una excelente reconstrucción de la vida de Miguel Mañara desde 1646, cuando tenía diecinueve años, en el contexto de uno de los periodos más devastadores de la monarquía española y, particularmente, del territorio andaluz. Describe al joven Mañara en estos términos: “Como si estuviera en el mejor de los mundos, parece que se entregó desde el primer momento por lo menos a una vida de inútil frivolidad como tantos jóvenes alocados de aquel periodo decadente […] el atolondrado joven malgastaba neciamente su tiempo en fiestas y divertidas reuniones con sus camaradas en bailes y torneos, cuando se presentaba la ocasión y en lucir su corcel y su garbo por los jardines de la Alameda” (160-161), además de haber sido reputado como la personificación más vívida del Don Juan sevillano, no solo por sus múltiples amoríos, sino también por su filosa espada con la que atravesó numerosos cuerpos. 08 Rev FRONTERAS DE LA HISTORIA 23-1_AHernandezS.indd 109 2/27/18 11:35 AM

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