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Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 112 materiales, sean éstos por caridad, además de obtener con antelación la licencia del Prelado para aceptarlos y, punto fundamental en la ideología de los menores, “dinero no ha de ofrecer” el fraile por rezos, plegarias, indulgencias y demás rituales eclesiásticos. Demos, pues, la palabra al fraile: Para que en conciencia dar pueda el Frayle sin questiones, estas sinco condiciones a la letra ha de obserbar: la licencia ha de alcanzar: dinero no ha de ofrecer: vil, y mueble ha de ser la cosa; y la donacion por causa de devocion, o justa causa ha de hazer. [folio 26] Otra de las reglas que caracterizan a la Orden de los Frailes Menores es la prohibición del uso del caballo que, como veremos ahora, se acopla a los tiempos y para el siglo XVII se prohíbe además el coche. Esta norma está encaminada a que el fraile no sólo lleve su pobreza en los vestidos y en la carencia de propiedades privadas sino que se manifiesta a los laicos en el modo de vida, como recorrer distancias a pie y, descalzos o con alguna base que no cubra totalmente la planta del pie: A pie tu camino estrecho, por Franciscano has de andar, y assi sabras caminar, por el camino derecho: si en coche, o a cavallo has echo sin ser el viaje escabroso, dilatado o cenagoso, o estar enfermo; pecaste, y el recto camino erraste por tu viaje escandaloso. [folio 44v] El tercer lazo, la castidad, se refleja tanto en el alma como en lo exterior, en el cuerpo, en el ejemplo que se da a los demás, pues “el que en su alma no consiente / macula alguna interior / dando indicio en lo exterior / de que vive puramente” [folio 46v]. Pero no sólo en el deseo sexual se debe ser abstemio sino también en otros vicios como el de la gula. Escribe: “Con la abstinencia procura / tu apetito refrenar / no llegues a idolatrar / a tu vientre que es locura” [folio 97v].

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