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Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 109 padre de Asís estaban corrompiéndose a la manera de los convetuales. Corría el siglo XIV y, de acuerdo con sus reflexiones, decidió volver al eremitismo de los orígenes, deseoso de mayor perfección y soledad. Cuenta la historia española que Mateo de Bassi: Dominado por este pensamiento, que no le abandonaba nunca, mayormente cuando oraba con más fervor, apareciósele un día el seráfico padre san Francisco, y le significó era voluntad de Dios que se observase la regla con la mayor perfección. Levantóse al instante y vistióse una túnica angosta y raída, con capucho en forma puntiaguda, imaginando ver en sí a san Francisco quien, decía, habiásele aparecido en aquella forma 7 El mismo Mateo se dirigió a Roma para pedir aprobación papal respecto al nuevo género de vida ascético. En 1525 el Papa Clemente VII le concedió “la facultad de vestir de aquella manera y practicar la pobreza con el severo espíritu del santo fundador”. 8 A esta empresa se unieron los hermanos Luis (en otras fuentes Ludovico) y Rafael de Fossombrone, sacerdote el primero y lego 9 el segundo, de la familia de los frailes menores observantes. Pero no fue sino hasta 1528 cuando el Papa les otorgó autonomía como una nueva orden, con la condición de que conservaran la sumisión nominal de los franciscanos conventuales toda vez que hasta entonces habían pertenecido a la familia de los observantes, e incluso dependido de ella. En 1619, Paulo V los eximió de toda dependencia a los conventuales y elevó a su vicario general a ministro general. Al principio de esta reforma los nuevos ascetas fueron perseguidos incluso por los observantes, quienes encarcelaron al padre de Mateo Bassi y hablaron mal de los Fossombrone para que fueran expulsados de todas partes. Varios de los vicarios decidieron abandonar la orden por la honda crisis que pasaba la congregación puesto que los observantes incluso les negaban el derecho de llamarse “hijos de san Francisco” hasta que en 1627 Urbano VIII los declaró descendientes del santo en línea directa y herederos de su espíritu, declaración confirmada por Clemente XII el 14 de mayo de 1735. Guardando la regla de san Francisco, estos nuevos ermitaños debían usar la barba y el hábito con el capucho piramidal –de ahí el nombre de Capuchinos– y predicar al pueblo la pobreza material y la riqueza espiritual. –––––––––––––– 7 Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana , Madrid, Espasa-Calpe, 1911, tomo 11, p. 607. 8 Ibid ., p. 608. 9 Lego: religioso que no ha recibido las órdenes clericales.

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