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Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 108 controlar la ansiedad de los europeos por dedicarse a la vida franciscana. De ahí que esta congregación sea una de las que más número de variantes posee ya que en ciertos momentos coyunturales los frailes sentían la necesidad de volver a las reglas primitivas y así nacían diversas ramas de una misma raíz franciscana. La primera de estas diversificaciones se dio justamente pocos años antes de la muerte de Francisco y continuó hasta bien entrado el siglo XVI . Dos fueron los opositores: los conventuales y los observantes. Los conventuales, como su mismo nombre lo indica, eran partidarios de la vida monástica donde “no era ilícito el derecho de propiedad, [y] vivían con mayor o menor holgura de sus rentas”, 3 es decir, vivían de las capellanías u obras pías de los fieles 4 y por la misma razón, solían contar con el apoyo de “los grandes que habían enriquecido su casa o convertido su iglesia en panteón de familia”. 5 Por su parte, los franciscanos de la estricta observancia eran fieles a la regla de pobreza y se caracterizaban por generar mayor devoción pública entre la feligresía. Sus casas eran insuficientes para el gran número de seguidores que pretendían formar parte de la Orden. Por este apego a la Regla, los observantes se decían verdaderos descendientes de San Francisco de Asís. Al mismo tiempo que el franciscanismo se extendía, la lucha entre estas dos facciones se hacía cada vez más fuerte. Incluso en España, a finales del siglo XV , el Cardenal Jiménez de Cisneros, con el apoyo de los Reyes Católicos y de una Bula Papal, quiso terminar con estas divisiones apoyando la observancia y tratando de desmembrar a la facción de los conventuales, tarea dificilísima por la gran relación de abogacía entre éstos últimos y Roma. Finalmente triunfó la observancia española, cosa que se reflejó en los primeros doce evangelizadores franciscanos que vieron el Nuevo Mundo. Mateo de Bassi y la reforma de los observantes La facción de los observantes parecía favorita en todo lugar donde se conocía la vida y obra de San Francisco de Asís y tenían su jurisdicción sobre todo en la región de Umbría. 6 A la vista de Mateo de Bascio (para otros, Mateo de Bassi o Mateo de Baso), observante franciscano, los principios del seráfico –––––––––––––– 3 Marcel Bataillon, Erasmo y España , México, FCE , 1996, p. 5. 4 Se entiende por capellanías al dinero o bienes que deja un testamentario como herencia a un capellán para que se rece y se hagan misas en su nombre o en el de algún conocido o familiar. Las obras pías, en cambio, son las donaciones que da la clase adinerada a la Orden para la construcción de templos, ermitas, santuarios, etcétera. 5 Ibid. 6 Región administrativa central de Italia con capital en Perugia.

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