BCCCAP00000000000000000000953

Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 106 acaudalada de la región. Sin embargo, después de una batalla entre las ciudades italianas de Asís y Perugia, fue encarcelado durante un año en esta última ciudad. Mientras estuvo prisionero sufrió una grave enfermedad que le hizo reflexionar, y decidió cambiar su forma de vida. En 1205, al regresar a su ciudad natal, realizó obras de caridad entre los leprosos y comenzó a trabajar en la restauración de iglesias en ruinas, en respuesta, según se dice, a una visión en la que el crucifijo de la iglesia de San Damián en Asís le pedía que reparara su casa. El cambio de vida y sus gastos en obras de caridad enfurecieron a su padre, que le desheredó legalmente. Francisco renunció a sus lujosas ropas a cambio de una humilde túnica y dedicó los tres años siguientes al cuidado de los leprosos y de los proscritos en los bosques del monte Subasio. Para sus oraciones, restauró la ruinosa capilla de Santa María de los Ángeles. En el año 1208, durante una misa, escuchó una llamada diciéndole que saliera al mundo siguiendo el texto de Mateo 10, 5-14: A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: “No toméis camino de gentiles ni entreís en la ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. 1 Fue así como Francisco reunió a doce discípulos que se dedicaron a llevar la palabra de Dios a los más pobres y desprotegidos, dentro de una Europa que entraba en crisis con el resquebrajamiento de la sociedad feudal. Junto con la orden de los dominicos iniciada por Santo Domingo de Guzmán en Toulouse, Francia (1214), los franciscanos iniciaron el movimiento que sería conocido como de “las órdenes mendicantes” con el objetivo de reformar una Iglesia contaminada por la corrupción y la vida suntuosa. La vida espiritual que persiguió estuvo marcada por la imitación a la humildad, pobreza y castidad de Jesucristo. Las Reglas las plasmó en escrito siendo fundamentalmente las siguientes: • Desapropio de bienes. Ningún miembro tenía posibilidades de poseer bienes individuales y los bienes que se tuvieran se donarían por caridad. –––––––––––––– 1 Biblia de Jesusalén , Madrid, Editorial Española Desclée de Brouwer, S.A., 1976.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz