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Anel Hernández Sotelo / Doctos dicterios . Controversias escriturales... 59 que no han estudiado el Arte”, 93 porque no sólo con la contemplación de un cadáver, sino aun con la observación cuidadosa de un “verdade- ro retrato” era posible tener indicios de las capacidades e inclinaciones naturales “del original”. 94 Incluso se atreve a asegurar que “con el trato, en qualquiera Comunidad, aunque conste de cien hombres, brevemente conoceremos á los que la componen, por el passo, ó por la voz, por el es- cupido y otras señas naturales que nos informan de ellos, sin verlos, sino fingieren lo contrario”. 95 La fisonomía, así como la alquimia y la filosofía pitagórica eran, entonces, para el capuchino, los puntos nodales con los que se comprobaba que el Caos luliano es principio y fin del conocimien- to, incluso médico. El encomio del capuchino a la “ciencia” fisonómica revela el deplora- ble estado en que, aún en la primera mitad del siglo XVIII , se encontraba el conocimiento anatómico en España. Si bien desde el siglo XVI en algunas universidades de la península se practicaba la disección de cadáveres humanos dentro de las cátedras de anatomía y cirugía, también es cierto que las restricciones impuestas sobre el número de cadáveres por año que podían diseccionarse y la preferencia por la enseñanza escolástica en la medicina hicieron del conocimiento anatómico hispano un conoci- miento abstracto. 96 Incluso, Antonio Gil de Zárate afirmó a mediados del siglo XIX que durante el último cuarto del siglo anterior, las cátedras de anatomía y cirugía de la Universidad de Alcalá “estaban siempre vacan- tes” y que en la Universidad de Salamanca los estudiantes de medicina no estaban obligados a asistir “á la cátedra de Anatomía, ni ejecutarlo ellos, debiendo de ser éste uno de sus principales estudios”, 97 mientras que en 1773 Gautier d’Agoty y Jacques Fabien publicaban en París el primer gran libro de anatomía ilustrado con grabados a color, titulado Anatomie des parties de la génération de l’homme et de la femme . 98 Así, pareciera que el discurso fisonómico sirvió en España como sustituto del conocimiento anatómico experimental. 93 Flandes, El antiguo , tomo II , p. 138. 94 Flandes, El antiguo , tomo II , p. 138. 95 Flandes, El antiguo , tomo II , p. 138. 96 Sobre estos asuntos, consúltense Fernández Luzón, La Universidad de Barcelona ; Campos Montiel y Huertas, Medicina , y Vega, Ciencia. 97 Gil de Zárate, De la Instruccion , tomo III , pp. 205-206. 98 Algunas de las impresionantes imágenes que componen esta obra han sido digita- lizadas para el portal virtual Gallery Dream Anatomy de la U.S. National Library of Medicine.

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