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Letras Históricas / Entramados 58 tas características físicas para su ingreso en determinada congregación, “excluyendo al mutilado de miembros, ó tan feo de cuerpo, que parezca horroroso” y, asimismo, entre los militares no se admitían “enfermizos, locos, inhábiles, y sin valor”, 88 con lo que se comprobaba que el arte de la fisonomía no sólo era útil sino necesario para la religión y para la repúbli- ca. Además, Flandes considera que la autoridad de Feijoo en el asunto es nula, teniendo en cuenta que sus razonamientos quedaban muy lejos de los tratadistas fisonómicos especializados como Giambaptista della Por- ta, Honorato Nicquet, Filippo Finella (a quien llama “Phelipe Phinelo”) y “mi R. P. Gaudencio Bontempo, en su Paladion Theologico ”. 89 El capuchi- no se burla de que Feijoo haya pretendido innovar en el arte fisonómico frente a estas verdaderas autoridades y escribe que la temática “no es para genios vulgares, sí para Phylosofos muy hechos. Me admiro de que tratemos esto entre gente vulgar”. 90 Sin embargo, aunque para Flandes sea sorprendente que entre gente vulgar se traten estos temas, es con- veniente saber que durante el gran siglo de los fisonomistas modernos se imprimieron obritas sobre el tema de carácter compilatorio. Tal es el caso de la brevísima compilación Della Fisonomia di tutto il corpo huma- no del S. Gio. Battista della Porta realizada por Franceso Stelluti e impresa en 1637. 91 Stelluti redujo el tratado fisonómico de della Porta en cuadros sinópticos que remitían, a su vez, a los grabados de la portada hechos por Daniel Widman. Así, en un solo ejemplar, el lector interesado podía conocer de manera general la teoría fisonómica dellaportiana expuesta inicialmente en seis grandes tomos. Ahora bien, en su crítica a la ciencia fisonómica Feijoo postula que las impresiones del cuerpo son producto del alma y no de la complexión, argumentando que al contemplar un cadáver éste no envía “especie al- guna, de si fue ingenioso o rudo, iracundo o manso, animoso o tímido”, es decir, que el cuerpo sin alma “no produce en nuestra fantasía idea alguna de las cualidades del espíritu, que antes le informó”. 92 A esto, el capuchi- no respondió que una reflexión como aquella sólo “valdría para Payos, 88 Flandes, El antiguo , tomo II , p. 129. 89 Flandes, El antiguo , tomo II , p. 132. Sobre el último, seguramente se refiere a Gaudenzio Paganino (1596-1649), autor de una obra en siete volúmenes titulada Pálladium theo- logicum, seu tota theologia scholastica […], Lugduni: Ion et Pet. Arnaud, 1676. Para abundar sobre la fisonomía, un texto básico es Caro Baroja, Historia. 90 Flandes, El antiguo , tomo II , p. 131. 91 Stelluti, Della Fisonomia. 92 Feijoo y Montenegro, Teatro critico universal , 1733, tomo V , Discurso 3.

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