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Academia Mexicana de Literatura Moderna - Sociedad Académica de Historiadores Editorial Sagitario 364 Dios‖ 1265 ..... Un ―pero‖ más: después de la resurrección supuestamente Jesús ascendió al Cielo y está sentado a la derecha del Padre, entonces ¿estar sentado a la derecha del Padre implica estar peleando constantemente y recibiendo injurias? El capuchino no escribe más sobre el asunto. Lo que sí escribe es el castigo ―tan riguroso‖ que Dios impone al ―scurrilitoso‖ a pesar de que también haga obras de caridad: Moncada [...] refiere de un Religioso muy fervoroso, y tan caritativo, que en tiempo de una peste ofreció alegremente su vida por servir a los apestados; pero tenia el defecto de hablar palabras ridiculas, y de entretenimiento, con pretexto de solazar a los enfermos, y aliviar a los Religiosos el peso de la Religion con buena gracia, y jobial condicion; pero en el Tribunal Divino no passaron estas por gracias, ni se disimularon estos donayres, sin castigo; pues aviendosele pegado el contagio murió, y despues de 15 dias se apareció a otro Religioso, que le preguntó, si el premio de aver sacrificado su vida por la caridad avia sido irse derecho al Cielo? A que respondió; estoy en estado de salvacion por los trabajos padecidos en la asistencia de los enfermos; pero por mi bachilleria, y hablar demasiado, con que entretuve a los religiosos en conversaciones inutiles, y ridículas, divirtiéndoles de ocupaciones mas importantes he tenido hasta aora por pena ir cada dia descal o sobre brasas de fuego ardientissimo todo el camino, que ay desde Padua a Verona, que es cerca de 17 leguas. 1266 Así, Alamín exhorta al lector a reprimir sus palabras inútiles que mueven a la risa pues si este religioso movido por la caridad utilizó desmedidamente sus palabras, ―qué castigo recibirás tu, que carezes de tales virtudes, y estas lleno de vicios, y hablas tales palabras?‖ 1267 Parece pues que nadie llegará nunca al Cielo directamente, siempre habrá ―algún detallito‖ que purgar o, de plano, reunirse con el ―Príncipe de las Tinieblas‖ pues para llegar a él, la ruta parece ser más corta y sin escalas. El stultiloquium ―es la locucion, o habla que carece de juyzio, y razon, que se aparta de la prudente, y recta sabiduria, pronunciando palabras necias‖ 1268 que en la mayoría de las veces son deshonestas o indecentes y se manifiesta cuando alguno ―quita la palabra de la boca‖ a otro antes de que termine su proposición movido por la impaciencia. Este vicio ―se halla en los niños, y en las mujeres en quien ay poco entendimiento‖ 1269 y quienes, por naturaleza, son necios. El demonio siembra este vicio con el engaño de que estos necios, como Alamín llama a quienes ejercen este vicio, ―si callan seran reputados por necios, y que si hablan mucho seran tenidos por muy sabios, y con sus palabras manifiestan, que son necios‖ 1270 y dadas estas características, el fraile apunta que ―es monstruosa la conversacion del necio‖ 1271 pues su temperamento es intempestivo, tiene mala inteligencia y jamás da la palabra a sus oyentes. Un vicio más de la legua en del que el fraile no se ocupa mucho es la inconsideración definida como ―una inadvertencia, o hablar sin reparo, y sin la debida circunspeccion. La malicia de este vicio consiste en la omisión del recto juyzio, o circunspeccion necessaria, para que la obra salga prudente, y hecha con la debida consideracion‖ 1272 lo que la convierte en otro tipo del stultiloquium que arriba se ha referido. En cuanto al ociosiloquium , como su mismo nombre lo indica, es el uso de la palabra ociosa por la que se deja el trato de los asuntos serios y provechosos pues ―palabra ociosa es la que no tiene razonable causa de ser pronunciada [...] porque Dios nos ha dado la boca, para que oremos, le alabemos, hablemos lo necessario‖. 1273 Como ya imaginará el lector, ―el demonio es el Autor de las palabras ociosas, y que él las introduze‖ sobre todo dentro de las comunidades de religiosos puesto que en las conversaciones espirituales del Abad Maquetes todos se quedaban dormidos hasta que ―alguna mezclaba alguna fabula ociosa, al instante todos despertaban‖ hasta que dicho Abad dio cuenta de que era cosa del demonio ―porque [al demonio] le agradan las palabras ociosas‖. 1274 Quien se deje persuadir por el demonio para pronunciar palabras vanas y ociosas caerá directito en el purgatorio porque, dice Alamín, que aunque el ociosoloquium es pecado venial, puede convertirse en mortal si por estas palabras vanas se cae en riñas, guerras y muertes. 1265 Ibíd. , p. 456 1266 Ídem. 1267 Ídem. 1268 Ibíd., p. 458 1269 Ibíd., p. 459 1270 Ibíd., p. 461 1271 Ibíd., p. 463 1272 Ibíd., p. 464 1273 Ibíd., p. 469 1274 Ídem.

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