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Enciclopedia del Trabajo Historiográfico Iberoamericano Tomo I Editorial Sagitario 363 Sobre el mismo tema del vicio de la irrisión, Satán es quien lo fomenta pero Dios es quien lo castiga de las maneras más calculadoras e incluso mundanas como en el siguiente relato: Drexelio [...] refiere, que un Sacerdote llamado Tricio hombre de grande ingenio, y de castas costumbres hizo muchas vezes burla de su Obispo, y Dios dilató la pena de esta culpa por espacio de 23 años; acabados estos, estando inocente fue acusado de un grave delito, y aunque probó su inocencia, nada le valió, y estuvo en gran peligro de perder la vida, y por gran favor fue echado a un desierto, que sufrió por espacio de siete años, y quexandose una vez, diciendo, Dios, y Señor, qué justicia es esta? Si sabes mi inocencia, como permites, que yo sea tan oprimido, y deshonrado? Respondióle el Señor: Como no te acuerdas, que tu de ordinario hazias burla de tu Obispo? Si estas olvidado de esta culpa, sabe que yo la tengo presente, y te la he esperado 33 años, para que hiziesses penitencia, y como hasta aora no te has dado por entendido, por esso te embío este castigo. 1258 De aquí se saca que es peligrosa la generalización antes hecha por Alamín sobre la herencia física y consuetudinaria pues parece que Jesús no heredó la práctica de la venganza de su supuesto Dios Padre. Respecto al multiloquio, el fraile lo define como ―una superflua locución, o habla demasiada, o abundancia de palabras, es un defecto de la lengua que no se quiere refrenar, y por esso habla mucho‖ 1259 y, por lo tanto, el hombre que cae en este vicio no habla conforme la razón y la prudencia, se excede en palabras pues es incapaz de ―gobernar su lengua‖. El peligro de este vicio es que en el mucho hablar se encuentran palabras superfluas que van contra natura pues ésta exige ―oyr mucho, y hablar poco; pues para esso nos han dado dos oydos, y una lengua.‖ 1260 Además, este hablantín desmesurado pierde el crédito pues pocos serán los que crean en la veracidad de las múltiples palabras que salen de su boca y, obviamente, tampoco gana la confianza de nadie que se atreva a contarle un secreto. Su lengua es peligrosa también ―porque como es tan facil en declarar los defectos agenos, o sean verdaderos, o falsos, o imaginados, o ocultos, o publicos, y les haze notorios, se haze digno de que todos le aborrezcan.‖ 1261 Pero lo peor del multiloquio no son las palabras superfluas y el desmesurado hablar sino que el demonio ciega a estos hombres para que no conozcan su vicio y así siembra una falacia ―que es persuadir a los hombres que su conversacion no es de cosas malas, ni pecaminosas, sino indiferentes, y que assi alli no ay pecado, aunque le habla mucho.‖ 1262 La scurrilitas, palabra latina que significa ―bufonería‖, es el vicio de la lengua que se manifiesta mediante las ―chan as‖, chistes y palabras que provocativas a risa. El opuesto de este vicio sería la ―eutropelia‖ [en español moderno, eutrapelia] que es la moderación en las diversiones y los recreos. Este vicio que ―mueve a risa‖ es reputado por virtud, de ahí que muchos lo hagan sin darse cuenta que es un vicio ―porque el demonio es quien govierna la lengua de estos para sus chan as, como dize San Buenaventura [...] Cosa bien lastimosa es, que aviendo Dios dado la lengua para sus alaban as, estos se las entregan al demonio [...] Quando estos callan, y estan rebentando para pronunciar sus chan as, como no reconocen, que el demonio les abre la boca, y mueve a esso?‖ 1263 Es pues el diablo quien abre la boca de los que tienen este vicio para hablar palabras ―vanas, indecentes, y agenas de un Christiano‖ pues ―los chistes desdizen mucho de la virtud que professa‖ además de que, según San Pablo y en palabras del capuchino, este vicio de la bufonería provoca a que se nombren ―inmundicias y deshonestidades‖ que cotidianamente van dirigidas hacia la ―fornicación‖. 1264 Lo que mueve a la risa es, entonces para Pablo y sus lectores, lo que mueve también a la lujuria, a los deseos sexuales y a los movimientos indecentes. Pero, ¿por qué no reír como manifestación de felicidad si el Hijo de Dios ya inmoló al hombre con su muerte? Alamín resuelve la cuestión con las estas palabras: ―El Hijo de Dios está por ti peleando en la Cruz, y debiendolo acompañar, le dexas, y te vas a reir? En la pelea está sufriendo bofetadas, crueles injurias, y tormento, y tu mal soldado le dexas y te entregas a las risas? Con esto qué hazes sino irritar la paciencia de 1258 Ídem. 1259 Ibíd ., p. 449 1260 Ídem. 1261 Ídem. 1262 Ibíd ., p. 450 1263 Ibíd. , p. 453 1264 Ibíd., p. 455

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