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Academia Mexicana de Literatura Moderna - Sociedad Académica de Historiadores Editorial Sagitario 354 La soberbia es el último vicio capital que se examinará en este apartado. Existe para Alamín una soberbia interior y otra exterior, para cada una las cuales menciona su definición, especies o grados. La soberbia interior es el ―apetito de perversa exaltacion, es amor desordenado de la propria excelencia, con que el hombre desea cosas altas, reputandose en mucho, y queriendo ser reputado por tal por los otros, y precederlos‖ 1185 mientras que aquel que sufre de soberbia exterior la manifiesta y no observa los mandatos de sus mayores; se revela contra ellos; habla, o contiende sobre las plelacias [¿?]; desprecia y haze burla de la simplicidad humilde; se jacta, y alaba de sus dictamenes, esperando que otros se los alaben; haze poco aprecio de los obsequios que le hazen; si desea una cosa, es pertinaz en solicitarla; aunque se la aya negado, antepone la nobleza, a las buenas costumbres; con soberania habla, y desprecia a los menores que él; no permite que otros se le igualen; se dedigna [sic] igualarse con los ancianos; mas que todos quieres ser estimado, y reverenciado [...]en sus intentos es pertinaz, y duro, porque no se diga, que es mudable, o que ha errado [...] si se halla obligado a obedecer, es impaciente, y murmurador, para todo lo bueno; es pere oso, y se escusa a la confession, y comunión [...] siempre esta prompto para hablar el primero aun en lo que ignora; para todo lo que es mandar, siempre esta prompto [...] con su modo de vida es fastidioso a los otros; en enseñar es presumido; en sus risas es decompuesto. 1186 De lo anterior se deduce que la soberbia comienza por un pequeño destello interno de grandeza que puede convertirse en una explosión de vanidad en donde el pecador no sea tolerado en ninguna parte y, obviamente, ese pequeño destello es prendido por Satán pues éste hace que el hombre obre contra la naturaleza y contra la recta razón produciendo en el alma una enfermedad similar a la ―ceguedad incurable‖ que no sólo ataca a los mundanos sino también en los hombres reputados por virtuosos pues el fraile cuenta que ―conocí uno tenido por muy virtuoso, y cargado de deudas, que podía muy bien pagar, si cercenara del fausto en el adorno de su casa, y de su persona; pero conservaba esto con título fingido de Satanás de que el adorno era conveniente a su persona, y casa‖. 1187 Así, la soberbia ―al hombre haze semejante al demonio, hijo y primogénito suyo, pues le imita en su pecado [...] él es su padre, su maestro, y Rey [...] Y San Juan Clímaco dixo: Que el sobervio no necessita de demonio porque él es para sí el demonio, y enemigo‖, el soberbio ―es un verdadero apostata, pues en el bautismo se alistó debaxo de la vandera de Jesu Christo S. N., y prometió renunciar a todas las pompas, y obras de Satanás, que son la sobervia y, y los demas vicios, y despues los admite.‖ Como ejemplo determinante a estas características del soberbio, dice el fraile, ―sembró el demonio en el cora on de Adan la sobervia, cayó en ella, y de aquí proceden tantos generos de pecados como cometen los hombres‖ 1188 Así las cosas, Eva era una incauta y, por su género, un disfraz perfecto para que Satanás sembrara la lujuria mientras que Adán era un soberbio que ―no necesita de demonio porque él es para sí el demonio, y enemigo‖. Estos fueron pues nuestros primeros padres hechos a imagen y semejanza de Dios. Las especies de soberbia interna son cuatro: ―quando el bien que uno tiene, se lo atribuye a si mismo‖ 1189 como el ingenio, la memoria, la fortaleza, las riquezas, la hermosura, etc. ―y esta fue la exaltacion, o sobervia de Lucifer, apeteciendo y estimando sus dones, como si los tuviera por sí y no por Dios‖; cuando el hombre cree que sus bienes los ha adquirido con sus merecimientos aunque sepa que vienen de Dios 1190 ; la tercera consiste en que el hombre ―se jacta de tener lo que no tiene como si uno juzga, que tiene muy agudo entendimiento, o grande discurso, o memoria, o gran industria en algunas obras, o que es muy diestro en algun arte, o que tiene mucha prudencia en el gobierno, o singular hermosura‖ 1191 ; y la última especie se da ―quando uno en su estimacion juzga que excede a los otros y que es mas superior.‖ 1192 Pero esta soberbia interior es más de tipo psicológico que práctico, el hombre se piensa a si mismo y se compara frente a los demás. Sin embargo, la soberbia externa, que es la manifestación de la interna, doblega al hombre y lo descubre con sus actitudes, de ahí que Alamín haga un recuento de los grados de la soberbia externa: En la curiosidad: ―el sobervio no tiene asiento, anda mudando lugares, ya se asienta, ya anda, ya está en pie; sus ojos andan vagueando, mirando a todas partes, sin modestia, haze señas, 1185 F. de Alamín, Op. Cit. , p. 404 1186 Ibíd. , p. 409 1187 Ibíd ., p. 401 1188 Ibíd., p. 403 1189 Ibíd., p. 404 1190 Ibíd. , p. 405 1191 Ibíd., p. 406 1192 Ibíd. , p. 407
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