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Enciclopedia del Trabajo Historiográfico Iberoamericano Tomo I Editorial Sagitario 353 de las culpas‖ 1178 y de esta misma ociosidad se desprende una causa más: el poco recato de la vista pues ―el demonio haze que se descuyden la vista‖ y con ello se destruya al hombre como el gran caos que trajo Eva después de que ―se puso a mirar con descuydo, sin mala intencion la fruta vedada; pero el demonio, como siempre está a la vista para nuestro daño, y halló este poco recato de Eva, por aqui la acometió persuadiendola, que apeteciere la fruta prohibida, que la comiesse, y se la diesse a Adan, y con esto quedamos todos perdidos.‖ 1179 Y esa mirada sin mala intención de Eva se aplica para los contemporáneos del fraile pero el punto central del pecado ya no será un árbol sino las mujeres pues ―aunque ay peligro en la vista, es mucho mayor el mirar a las mujeres [...] porque su hermosura vista puede ser lazo para caer [...] y ocasion de malos deseos, y pecados‖ 1180 ¿De quién es realmente el problema de la lujuria, del objeto mirado o del mirador vicioso? Las siguientes causas siguen la misma tónica: la mujer como encarnación del demonio para pervertir a los ―varones santos‖. El tocar a una mujer es también cosa del demonio pues ―el tacto de estas [las mujeres] es contagioso, como veneno, que quita la vida a las almas [y] apenas ay el tocamiento, quando al momento prende el mal pensamiento, los feos movimientos se levantan, y una cruel guerra interior‖ aún con las ―mujeres santas‖. Incluso Alamín cuenta la historia de un sacerdote que se cuidaba además de tocar niños para evitar estas consecuencias. 1181 El asunto está referido queda para el lector la interpretación. Otro sentido bombardeado de deseos demoníacos es el oído pues, aunque no se le vea físicamente, la mujer puede perder a los hombres que escuchen sus palabras porque con ellas ―entran los soplos, o persuasiones continuas del demonio, con que se lebanta un incendio muy grande, que para averle de apagar, es necessaria una singular lluvia del Cielo, y como a la tal Dios la dexa por averse puesto en la ocasión, qué hara la desdichada combatida con tales llamas?‖ 1182 Como queda expresado en palabras del propio capuchino, el conocimiento de las pasiones sensuales estaba bastante desarrollado para su época, incluso sabemos que el movimiento del misticismo español estuvo basado, más que nada, en la catarsis que la ortodoxia permitía de las represiones sexuales. Pues bien, si los ―feos movimientos‖ hacen que se ―levanten los ánimos‖ [y otras muchas cosas], todo es un lazo premeditado del demonio que juega con los instintos humanos disfrazado, obviamente, de mujer. ¿Pero por qué históricamente el demonio y la mujer se han convertido en el dúo dinámico causante de la lujuria? Sabemos que desde la antigüedad, a la mujer común se le ha calificado como ―carente de razón‖, ―ineficaz para el gobierno y los asuntos de política‖, ―débil‖, ―instintiva‖ y ―100% pasional‖. Bastaría leer las epístolas de San Pablo para darnos una idea de algunas causas que el cristianismo presenta para utilizar estos calificativos tan deplorables y tan insuficientes sobre la mujer, además de un minucioso estudio sobre la historia de las mujeres dictadas por los hombres. Sin embargo, encuentro que un hito para esta intrínseca relación entre demonio-mujer se realiza durante los años que van de 1400 y 1700. Fruto de los movimientos que cuestionaban a la Iglesia Católica desde el siglo XV, ésta se vio en la necesidad de crear más vínculos diabólicos en donde quizá aún no existían y el blanco fueron las mujeres que, con un conocimiento importante de las plantas medicinales de la época y con la restricción de dedicarse a las ―labores del sexo débil‖, llegaron a ser famosas por sus ―pócimas mágicas‖ que curaban enfermos o dañaban al enemigo. De aquí entonces nació la idea de ―bruja‖: mujer que por medio de la cópula con el Diablo es capaz de hacer maleficios, crear tempestades, hacer el vuelo nocturno, provocar genocidios, etc. No ahondaré en el tema de la cópula y la mujer. 1183 Lo que me interesa es que el lector viaje hacia los años en que nuestro fraile vivió y piense en la influencia que pudieron tener estas ideas en la concepción de demonio-mujer. Así, toda mujer es potencialmente un nuevo habitad para el demonio y la prueba contundente de esta relación data de tiempos remotos del paraíso perdido por la incauta de Eva y se reproduce en una cita bíblica del Génesis 6, 4: ―Los nefilim existían en la tierra por aquel entonces (y también después), cuando los hijos de Dios se unían a las hijas de los hombres y ellas les daban hijos: estos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos‖ 1184 , en donde, los hijos de Dios que se unen a las hijas de los hombres son nada menos que los ángeles caídos según los grandes inquisidores como Silvestro Mazzolini y Henrich Kramer durante el siglo XV, extendiéndose sus teorías incluso hasta el siglo XVIII. 1178 Ibíd., p. 303 1179 Ibíd., p. 304 1180 Ídem. 1181 Ibíd., p. 305 1182 Ibíd., p. 306 1183 Un estudio excelente sobre el tema de las brujas, su cópula con el diablo, las causas y consecuencias sociales del mito y la posición de los teólogos en la época se encuentra en: STEPHENS, Walter, Demon lovers. Witchcraft, sex and crisis of belief, Chicago, University of Chicago Press, 2002. 1184 Este pasaje, como se ha apuntó, también fue utilizado para sustentar la teoría de la caída de Lucifer y sus secuaces por lujuria.

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