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Academia Mexicana de Literatura Moderna - Sociedad Académica de Historiadores Editorial Sagitario 350 Un mancebo estaba enfermo, y padeciendo gran sed, de noche muchas vezes pidió de beber, la madre enfadada se levantó, y dandole agua dixo: Haz que el diablo te la bendiga, pues tantas vezes me hazes levantar. Apenas pronunció esto, quando el demonio se entró en el cuerpo del enfermo, y con gran crueldad le atormentó, y no le podian tener, ni aun atado. Una doncella porque la avian reñido mucho, estuvo tres dias sin comer, y instándola a que comiesse, ella indignada dixo; comeré en el nombre del diablo, y a penas lo dixo, quando el demonio se le entró en el cuerpo, y por muchos dias la dio crueles tormentos. 1154 Así pues, la palabra es un elemento eficiente para la construcción de la realidad: en los casos expuestos por el fraile el poder de la palabra tiene consecuencias reales. En este sentido, Alamín sigue la tradición bíblica que otorga a la palabra del hombre el poder de ―vivir en un mundo real‖: Dios cedió a Adán el poder de nombrar a todos los animales de su creación, 1155 Jesucristo enseñó el poder de la oración verbal con el Padre Nuestro como medio de comunicación con Dios, 1156 los frailes aseguran que orar 1157 es hablar con Dios y, dado que la religión que nos ocupa está compuesta en binomios, maldecir es también nombrar la realidad hasta sus peores consecuencias. Sin embargo, maldecir no es sólo nombrar al demonio o cualquiera de sus acepciones, maldecir también es nombrar ―en vano‖ a Dios. Nuestro fraile capuchino refiere una anécdota en donde un hombre, estando jugando naipes impacientemente dijo: ―Por los ojos de Dios‖ y enseguida ―se le arrancaron los ojos, y cayeron sobre los naipes‖ 1158 y refiere también que un arriero al estar en la venta se impacientaba y juraba a pesar de las reprimendas de un religioso prosiguió con su mala costumbre; pero en la misma noche ha deshora se oyó dentro, y fuera de la venta un ruydo muy grande que atemorizó mucho a todos, y se levantaron, y tomando luz hallaron al jurador a los pies de las cabalgaduras muerto; dexaron el cuerpo a un rincón, y por la mañana le fueron a buscar, y no le hallaron. Pues esto, que declara sino que el demonio llevó su cuerpo, y alma al infierno? 1159 Encontramos otra medida diplomática entre Dios y el Diablo: quienes utilizan el nombre del último están condenados a sufrir las consecuencias de la posesión mientras que quienes abusan del juramento o de la enunciación del Ser Supremo son también castigados quizá por Dios o quizá por el Diablo. En el primer ejemplo pudo ser Dios quien le arrancó los ojos al vicioso jugador de naipes, pero también pudo ser su adversario. Sin embargo, el segundo relato deja muy claramente cómo el Demonio es el ministro más cercano a Dios para vigilar las blasfemias y las injurias en su contra. ¡Cuán difícil entender estas negociaciones de aquellos que no nos dejan conocerles tales cuáles son! ¡Y en qué confusión tan grande tendría que vivir el hombre de la transición barroca-ilustrada! El último grado de la ira según Alamín es el escándalo que es ―el dicho, o hecho menos recto, que es ocasion a otros de pecado, pues de las iras descompasadas de las contiendas, contumelias, de los odios, y rencores, y demas pecados de que es causa el iracundo, que han de hazer los demas sino escandalizarse, y murmurar? 1160 [porque] ―es imposible, que quien obra con ira use de la razon; y si falta la recta razon, que se puede esperar sino monstruosidades‖. 1161 Satán pues persuade al iracundo de que todo lo que hacen los demás es en contra de él y se deben vengar pues perderá el crédito y quedará deshonrado si no toma venganza y genera en aquel pensamientos como éste: ―Si estoy quieto, y tengo silencio, con esto compruebo, que es verdad el falso testimonio, y que 1154 Ibíd., p. 335-336 1155 ―Y Yahveh Dios formó del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le diera. El hombre puso nombres a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos lo animales del campo‖ [ Génesis 2, 19-20] 1156 ―Y al orar, no charléis mucho con los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo. Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, más líbranos del mal‖ [Mateo 6, 7-13] 1157 Aquí cabe la aclaración de que los frailes capuchinos exaltan mayormente la ―oración mental‖ que la ―oración vocal‖. Sin embargo, las dos tienen un valor importante para encontrar la meditación y la iluminación. 1158 Ibíd., p. 336 1159 Ídem. 1160 Ibíd, pp. 336-337 1161 Ibíd. , p. 337
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