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Academia Mexicana de Literatura Moderna - Sociedad Académica de Historiadores Editorial Sagitario 344 elevan al alma a un nivel de reflexión y conocimiento propio que permiten la aproximación, incluso la unión, con Dios. Es por ello que el Demonio teme a la oración e impide su ejercicio con la persuasión. El autor fundamenta la importancia de la oración en la caída de los primeros padres puesto que esa caída dejó a la humanidad sin memoria, con un entendimiento en tinieblas y con la voluntad llena de pasiones maliciosas. La oración, pues, repara estos tres factores para no ceder al camino del mal. En primer lugar, la memoria ―quedó lisiada, y con olvido de Dios y del Cielo‖ pero la oración ayuda al cristiano a recordar el Paraíso y este recuerdo se convierte en un aliciente para servir al Creador. Por su parte, ―el entendimiento quedó lleno de errores; por eso no puede caminar azia el Cielo‖ y por medio de la oración se reconsideran las obras para aprender a juzgar las buenas de las malas y actuar hacia el camino de la salvación. La voluntad, parece ser la parte más dañada después de la caída de Adán y Eva, puesto que quedó ―sin fuer a para abra ar las obras buenas‖ y sólo nos ha quedado voluntad para las pasiones. 1107 Este último punto se enlaza con un cuarto factor: la rebeldía. Según Alamín, todos los sentidos, ya sin voluntad para las obras de Dios, quedaron rebeldes y de ahí que el cuerpo esté continuamente haciendo guerra al alma en las pasiones que desea. Lo que implica que antes de la caída, cuerpo y alma estaban sincronizados, y después del pecado original, quedaron como opuestos. Obviamente, el culpable de esta escisión fue la serpiente y a ella deberíamos agradecer la complejidad de la psicología del hombre en cuanto que no siente lo mismo que piensa. Ahora bien, la perdición del mundo se debe totalmente a la falta de oración porque la oración es meditación y consideración de la gloria del Cielo y los tormentos del infierno que, en palabras de Alamín, son ―los castigos que Dios embia sobre los pecadores [quienes] pierden el temor al pecado‖ 1108 y, obviamente, a Dios. La oración sirve no sólo para vencer a los demonios sino también para aplacar a Dios quien ―por las culpas está irritado; con ellas le provocamos a indignacion, y a que sobre nosotros derrame la ira de su furor. Pues qué remedio para quitar a Dios la espada, y el azote de la mano? La oracion.‖ 1109 Es por eso que dice Satanás: ―Quiteles yo la oración que con esso les privo de todas las buenas obras, porque si destruyo la raiz, fuente, y principio de todas las virtudes, no necessito de hazer otra guerra‖ 1110 Y es que la oración no sólo expele las culpas y comunica al siervo con su Creador. La oración mitiga los rencores, los deseos de venganza, la lujuria, la deshonestidad, la avaricia, la rebeldía. La oración es como una buena vacuna que no sólo cura al enfermo sino que impide que un cuerpo sano se contagie de cierto mal. Incluso, Dios pide que se ore todos los días pues de otra manera, el ―Padre Nuestro‖ rezaría, según Alamín, danos el pan para un mes, un año o para toda la vida y no tendríamos que rogar por el pan que requerimos para el día de hoy. 1111 ¿De qué forma pues persuade el demonio al hombre para estorbar este santo ejercicio que es la oración? A algunos les corrompe el entendimiento para que piensen que no es necesario estar de rodillas en oración puesto que nunca se ha caído en pecado mortal para sufrir ese tipo de incomodidades. A otros, les propone que es vano este ejercicio porque ―uno vive en este mundo, y es for oso atender a lo temporal, y que esso lo manda Dios‖ 1112 . Algunos evitan la oración porque implica pensar en la muerte, el juicio, la gloria y el infierno [los quatro novissimos] y el demonio les persuade de que si Jesucristo ya ha sufrido por ellos, no hay necesidad de meditar acerca de estas cuestiones desconocidas que lo único que causan es incertidumbre. 1113 El demonio persuade a otros tantos de que no hagan oración puesto que les hace creer que guardando los mandamientos y ejercitando algunas virtudes, es suficiente para alcanzar la salvación. 1114 Otros más son acosados por el demonio cuando éste les hace creer que la oración es una actividad de mucha dificultad, que sólo sirve a los letrados e inteligentes, a lo que Alamín responde con fina aspereza: Si dizes, soy rudo, no sé leer, no tengo entendimiento, y por esso no puedo tener oracion. Dime, por rudo que seas, no piensas todo el dia en tu hazienda, y negocios? [...] Si, pues para tomar vengan a de los agravios, qué medios no discurres [...] Para la malicia, en gente de poco entendimiento, suele estar tan adelantado el discurso, que aun suele causar admiracion á los entendidos. Y de donde procede esto? Porque a solas discurren en ello por mucho tiempo [...] Por qué no dexarás algunos ratos esos 1107 F. de Alamín, Op. Cit ., pp. 7-9 1108 Ibíd., p. 11 1109 Ibíd., pp. 23-24 1110 Ibíd ., p. 6 1111 Ibíd., p. 26 1112 Ibíd., p. 31 1113 Ibíd., p. 33 1114 Ibíd., p. 35

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