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Enciclopedia del Trabajo Historiográfico Iberoamericano Tomo I Editorial Sagitario 341 hecho bien, y con gran valor has vencido a la vanagloia, al gual tambien rechazé. Hasta aquí San Juan. Apenas se haze la buena obra, quando los demonios acometen con la vanagloria, y assi es necesario pelear contra ella.‖ 1088 XXII ―Un santo Religioso estando en oracion vió gran multitud de demonios, que se juntaban en el mismo lugar donde los Monges mancebos acostumbraban a alegrarse, chanzear, y reir, y que viéndolos los demonios en esta necia ocupación, ellos hazian grande fiesta, chan eando, mostrando alegria, y dando descompassadas risadas, remendando, o representando estas acciones de los Monges referidos.‖ 1089 XXIII ―San Gregorio [...] refiere que S. Eleuterio llegó a un Convento de Monjas donde se hallaba un niño endemoniado a quien el demonio de noche atormentaba, rogaronle, que aquella noche le llevasse consigo. Admitióle, y por la mañana le preguntaron, si le avia atormentado el demonio, y respondió que no; pidieronle, que le llevasse consigo a su Monasterio, condescendió, y aunque el niño estuvo mucho tiempor con los Monges, en todo este tiempo el demonio le dexó. Entonces el varon santo con alguna inmoderada alegria, junto con algo de vanidad, y jactancia, dixo delante de los Monges: El demonio se burlaba con las Monjas; pero desde que el niño vino a la casa de los Siervos de Dios, no se ha atrevido a llegar a él. Apenas pronunció estas palabras quando al punto el demonio le empezó a atormentar. Vió Satanás aquella complacencia de la santidad suya, u de sus religiosos, y esta le dio entrada, y los dexó a todos confundidos, y avergon ados.‖ 1090 XXIV ―Estando a la lumbre el gran Pacomio, y Palomen, un Monge les dixo: Si alguno de vosotros tiene fee [sic], estando descal o pise estos carbones, y rezando el Padre Nuestro, no recibirá daño. El Abad Palomen reconociendo que estaba engañado con el espiritu de la sobervia, le reprehendió; pero él no hizo caso, y juzgando que tenia grande fee, y confian a, entróse en el fuego, y permitiendolo Dios y ayudando el demonio para que se ensorberveciersse mas, el fuego no le hizo daño; y al otro dia este Monge encontrándoles, ahiriendoles [sic], o reprehendiendo les dixo: Donde esta vuesta fee? Luego el demonio le engaño, hizo caer en graves pecados, y dándole un grave golpe le dexó medio muerto, y aviendo buelto en si, estando delante de otros le arrebató el demonio, y le traia por los desiertos, como loco; llevóle a una Ciudad, y alli viendo un grande fuego, dixo lo mismo que la primera vez; entróse en el fuego, y alli miserablemente se abrasó.‖ 1091 XXV ―Un santo varón vió al demonio, que andaba discurriendo por las oficinas de un Convento, procurando tentar a los Monges, ya que huía del Capitulo, porque alli confessaran sus culpas; en el dormitorio no podia parar por la vigilancia, y honestidas que alli miraba; entro en el Refrectorio para tentar de gula, y se fue de alli porque no pudo sufrir la abstinencia que alli observaba; intentó uitarles el exercicio de las virtudes; pero halló a los Monges tan fortalecidos con la lección de los Libros Sagrados, que no pudo sufrir, y se vió obligado a huir.‖ 1092 El “demonio alaminesco” Al contrario de lo que se podría pensar de un enorme libro con un título tan estridente como el de Falacias del demonio , nuestro autor no se esmera en hacer un retrato de Satán, un acercamiento a sus características físicas, una descripción de sus conductas, de sus pensamientos, de sus odios y sus frustraciones, en fin, de su historia misma en ningún apartado en particular, salvo en los casos arriba expuestos interpolados con el discurso que a continuación estudiaremos. Para responder a la pregunta: ¿Quién es el Demonio?, debemos pues leer entre líneas, buscar agujas en el pajar pues encontrar una sola no respondería esta cuestión. Lo que sí sabemos es que el fraile que se protege invocando a San Miguel Arcángel teme a Satanás porque ―sabe‖ que el único objetivo de la existencia de este ―Ángel caído‖ es la destrucción de la raza 1088 Ibíd. , p. 389 1089 Ibíd., p. 411 1090 Ibíd. , p. 421 1091 Ídem. 1092 Ibíd. , p. 491

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