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Enciclopedia del Trabajo Historiográfico Iberoamericano Tomo I Editorial Sagitario 337 II ―El demonio procura proponer inútiles, y vanos pensamientos, para estorbaron en la oracion. Refiere el Abad Macario, que por todo el Templo vió discurrir unos parazes etiopes, que con suma velocidad andaban discurriendo de una parte a otra, muy ocupados en divertir a los Monges que oraban; a uno hazian que se acordassen de mugeres hermosas; a otros proponian oficiales de carpintería, y albañilería, dispuestos a fabricas; a otros representaban una explendida cena; a otros proponian otras cosas, y en todo esto que les representaban, les hazian pensar, y discurrir; pero algunos al punto conocian estas tentaciones, las desechaban con vigilancia, y con esto les hazian huir, y quedaban los demonios tan vencidos, que junto a ellos no se atrevian a parar; otros se dexaban vencer de tales representaciones, y perdían la atencion, y se divertian, y con esto los demonios hacian burla de su oracion. Despues el Abad Macario llamando a cada uno de por si, les preguntó, si en la oracion avian tenido pensamiento de mugeres, fabricas, y de cenas, y halló que cada uno avia tenido los pensamientos, que los etiopes le avian propuesto, y que esto les avia quitado mucha parte del fruto de la oracion; y assi conoció, que los pensamientos malos, vagos, e inútiles, que ocurren en la oracion proceden del demonio, que con gran vigilancia nos procura alli divertir‖. 1069 III ―Dos Religiosos se concertaron, que mutuamente se avian de confessar antes de ir a maytines. El demonio envidioso del fruto que de aquí sacaban; una noche antes de tocar a maytines, tomando la forma, y el Abito del otro, le llamó diciendo, que le esperaba, que ya era hora. Este se levantó, fueste a la Iglesia, pusose a confessar a los pies del fingido confesor, y a cada culpa que confesaba le dezia el falso compañero; esto no es culpa, esto no es nada; el penitente pronuncio una, quele parecia mas grave, y le dixo el fingido confesor; esto es impertinencia, y no es materia de confession. Entonces, el Religioso penitente, rezelando si era el demonio, hizo sobre si la señal de la cruz, y al punto desapareció, y conoció, que el demonio le apocaba, y disiminuia los defectos, para que perseverase en ellos; y no los corrigiendo, poco a poco se deslizasse a cometer otros mayores hasta caer en los graves‖ 1070 IV ―Un Monge llamado Heron, que sirvió a Dios en el desierto 50 años con grande abstinencia, y amor de la soledad; pero se guiaba por su parecer, sin tomar consejo de los otros; no les hablaba, ni comunicaba sus pensamientos, para examinar si eran buenos, o malos; solo su gusto era estarse solo, apartado de la onversacion humana; no queria visitar a nadie, ni que le visitassen; y los dias de Pascua aun no queria hablar con los otros Monges; y auenque todos se juntaban en la Iglesia para celebrar las Fiestas, no se quedaba con ellos, ni recibia como los demas la comida de legumbres, pareciéndole que romperia con ella su rigurosa abstinencia [...] Tanto se singularizó en todas las cosas, que vino a dar en sobervio, pareciéndole, que no habia otro Monge de tantos meritos como el. Como el demonio vio abierta la puerta de la sobervia, se le apareció en figura de Angel, y le dixo: Que ya avia llegado a tanta perfeccion, que ningun mal, ni peligro le podia dañar, y que Dios le concedia esta gracia de tener dominio sobre todos los peligros, en premio de los muchos, y grandes trabajos, que avia padecido en aquel yermo. Y añadió: Que si queria experimentar, que esto era cierto, que se echasse en un pozo, que en aquel desierto estaba, tan profundo, que no se hallaba suelo, y la virtud que Dios le avia dado, le detendría para que no cayesse abaxo. El triste Monge creyó estas vanas, y falsas promesas, y juzgando, que el demonio era Angel de luz, le veneró, y dio credito; y assi, luego que vino la noche se fue al pozo, echóse en él, y del gran golpe que dio quedó muy maltratado. No faltó quien le vió echar, y diziéndoselo a los otros Monges, acudieron todos, y con unas cuerdas le sacaron medio muerto, y diciéndole comoel demonio le avia engañado por su oculta sobervia, el nunca lo quiso creer, antes porfiaba, que lo ue el Angel le avia dicho era voluntad de Dios, y dentro de tres dias murió en este dictamen.‖ 1071 V ―Un Monge florecia en un desierto dentro de una cueba [sic], resplandeciendo en grandes virtudes, y particularmente en la abstinencia por muchos años; pero confiaba mas de lo que debia en sus buenas obras, y atribuyalas, no a Dios, sino a su industria, diligencia, y trabajo. Y conociendo el demonio esta su sobervia, jactancia, y presumpcion, se transfiguró en forma de muger, que andaba perdida por el desierto; y fingiéndose muy cansada a la puerta de su cueba, con gemidos, y razones pidio la diesse entrada, porque no la despedazassen las fieras. Abrio la puerta, y refiriendo la causa de verse perdida, poco a poco le fue 1069 Ibíd., p 185 1070 Ibíd. , p. 246 1071 Ibíd., p. 255

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