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Academia Mexicana de Literatura Moderna - Sociedad Académica de Historiadores Editorial Sagitario 336 frailes mendicantes siempre vieron en las narraciones una práctica muy útil para la transmisión de la religión y la moral. Todo este recuento viene a colación porque, si bien las Chrónicas capuchinas son una nueva forma del exemplum medieval que presenta una lista enorme de vidas de ―religiosos modelo‖ como medio para empujar al clérigo lector a la imitación de esas vidas, las Falacias del demonio están basadas en muchos pasajes en esas Chronicas. Es muy seguro que nuestro fraile haya podido leer los cinco tomos que las constituyen y los exempla medievales de las vidas de santos que cita continuamente y basar la mayor parte de las anécdotas demoniacas que presenta en todo el libro en estas lecturas puesto que la estructura del libro recurrentemente se presta a la narración de sucesos que el fraile al final comenta y actualiza a su época. Podríamos decir que el libro que nos atañe es un conjunto de exempla porque el catolicismo siempre regresa a los orígenes, el fundamento de su discurso siempre está en los sucesos pasados recontextualizados a la época que se vive; prueba de ello son los sermones en los que el sacerdote, después de leer un pasaje bíblico, da un discurso a la feligresía tomando como punto central la manera en que aquel pasaje se aplica a los hechos actuales. Este enramado entre pasado-presente es justamente el que la cultura barroca sigue tejiendo pero ahora con mayor capacidad de difusión dado que se comienzan a estudiar los comportamientos humanos y la ―psicología de masas‖ para transmitir el conservadurismo en las conductas y en los pensamientos. La segunda razón por la que aludo al exemplum es más de forma que de fondo. Tradicionalmente se califica al barroco como ―la cultura del exceso y la exhuberancia‖, Maravall desmiente esta calificación cuando apunta que El autor barroco puede dejarse llevar de la exuberancia o puede atenerse a una severa sencillez. Lo mismo puede servirle a sus fines una cosa que otra. En general, el empleo de una u otra, para aparecer como barroco, no requiere más que una condición: que en ambos casos se produzcan la abundancia o la simplicidad, extremadamente. La extremosidad , ése sí sería un recurso de acción psicológica sobre las gentes, ligado estrechamente a los supuestos y fines del Barroco. 1066 Y el objeto de esa ―extremosidad‖ era, al igual que en los exempla, ―asombrar al público‖ 1067 para dirigir sus comportamientos. De ahí se saca que el libro de las Falacias sea un libro de exemplum ―extremoso‖ tanto por sus dimensiones como por la cantidad de información que plasma: oraciones, meditaciones, descripción de los vicios, remedios para obtener las virtudes, clasificaciones de la caridad, de los defectos de la lengua, de los grados de misticismo, refutación de textos [principalmente de textos molinistas] y, entre todo este cúmulo de información: el demonio y las narraciones que enseñaran al clérigo lector cómo es que se le puede vencer. A continuación reproduciré, a manera de apéndice, algunas hazañas de este Satán en historia fabulosas de tipo exemplum. Así, el libro de las Falacias del demonio caracterizado como un exemplum no puede dejar atrás esta parte narrativa de las apariciones físicas de Satanás bastante fantásticas y mitológicas. Es por ello que en este apartado referiré algunas de estar narraciones que el capuchino hace basado seguramente en relatos medievales y en las anécdotas contadas en las Chronicas capuchinas , mientras que otros tantos ya eran de ―dominio público‖ pues se repiten constantemente en las obras que refieren estas apariciones. Cabe resaltar que para una obra de 628 páginas, el número de relatos de este tipo son mínimos. I ―Un sacerdote avia hecho un combite, de que deseaba salir con lucimiento; y avindole traído unos pezes muy regalados, se los entregó al Cocinero, encargándole, que con gran diligencia los aderezasse. Y estando diciendo Missa se le ocurrieron varios, y diversos pensamientos, de si los echaria demasiada sal el Cocinero, si los llegaria mucho a la lumbre, si los daria mal sazonados; y quando avia de estar todo inflamado en amor de Dios, y en devocion, se distraía en estos, y otros semejantes pensamientos; y como el no los desease, se le apareció el demonio dando grandes risadas, y haziendo burla del Sacerdote, y con los pezes en la mano le dixo: O Cocinero, y no Sacerdote! Como cuando avias de estar todo abrasado en afectos de amor, estas tan seco, e indevoto, y distraído en cosas tan viles? Ves aquí los pezes, aquí están; ves aquí un salero lleno de sal, echa en ellos quanta quisieres, para que esten bien sazonados. De este modo el demonio hizo burla del Sacerdote y de su modo de dezir Missa tan distraído.‖ 1068 1066 MARAVALL, José Antonio, La cultura del Barroco, Barcelona, Ariel, 1983, p. 426 1067 Ibíd. , p. 427 1068 F. de Alamín, Op. Cit., p. 182

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