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DIA CUARTO MEDITACION PRIMERA Sobre el juicio particular.~ PUNTO I En el punto que saldrá el alma de tu cuerpo, se pre• sentará delante del tribunal tremendo de Jesucristo, en calidad de juez justo, inflexible e inapelable. Y como su misericordia fué lo primero que menospreciaste, así la primera cuenta que habrás de dar será a ella misma. A tantas inspiraciones, ayudas y auxilios, que has tenido para encaminarte a la perfección, ¿cómo has correspondido? Allí te será pedida estrecha cuenta de tantas confesiones, tantas comuniones, tantas oracio• nes, etc. ¿Qué responderá5 al eterno Juez? Tantos talentos que te há dado ¿cómo los has emplead 1? ¡Qué confusión será la tuya al ver que de todo abusaste! Alma mía, si no tienes otra cosa de que dar cuenta, sino de trescientas sesenta y más comuniones santísimas que recibes cada afio, de setecientas y más horas, que cada afio te son asignadas para la oración mental, de tantos millares de obras religiosas, que haces con 7

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